Capítulo 28

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Tomé la toalla rápidamente y me envolví con ésta.

—Te he visto desnuda antes, Val— rió divertido.

—No puedes entrar, Bryce.

—Prometo no retrasarte— se deshizo de su camisa y luego la dejó sobre el lavamanos.

—Bryce...

—¿Qué?— preguntó con ambas manos en su pantalón listos para ser bajados pues ya lo había desabrochado y el cierre estaba abajo.

—No puedes entrar conmigo a la ducha.

—Voy a portarme bien— se acercó a mi y besó mis labios suavemente mientras me hacía retroceder ciegamente.

Tomó mi mentón con suavidad y siguió el beso al mismo suave y lento ritmo.

Su lengua entró en mi boca entonces dejé caer la toalla con la cual había estado cubriéndome.

—No estás portándote bien...— susurré sobre sus labios entonces él sonrió.

Se apartó un poco de mi entonces se deshizo de su pantalón y su bóxer al mismo tiempo.

Una vez desnudo volvió a acercarse a mi y a besar mis labios.

Entramos a la ducha con cuidado. Me recargó en la pared suavemente y se separó de mi para poder abrir las llaves del agua. El chorro de agua caía sobre él y yo solo miraba como resbalaban las gotas.

—Ya está perfecta— giró y me dejó sobre el chorro de agua.

Llevó sus labios hacia mi cuello y comenzó a dejar varios besos en este mientras acariciaba mi caderas.

Coloqué mis manos sobre las suyas y las quité de mis caderas rápidamente.

—¿Qué pasa?— preguntó un tanto confundido.

—Necesito una ducha rápida, ¿Lo olvidas?

—Estoy seguro de que puedes llegar unos minutos tarde a donde sea que vayas— rodeó mi cadera con sus brazos una vez más y me acercó a si.

—No puedo retrazarme, Bryce.

Una vez mas quité sus manos de mi cadera entonces él retrocedió.

—Lo siento.

—No te disculpes— tomó el shampoo, agarró un poco y luego comenzó a lavar mi cabello.

Tomé el jabón y enjaboné mi cuerpo. Bryce lavó mi cabello con shampoo y acondicionador y varios minutos después me metí en el agua para hacer toda la espuma caer.

—Ya estás lista, salte.

—Es lo que voy a hacer— le saqué la lengua varios segundos y luego salí mientras reía levemente.

Me paré sobre el tapete, tomé mi toalla y sequé mi cabello y cuerpo. Luego de unos minutos salí del baño y comencé a vestirme.

Bryce salió apenas terminé de ponerme la blusa y él ya estaba vestido.

Bryce tomó asiento en la cama y me una señal para que me acercara a él entonces lo hice. Tomó el cepillo de mi mano y me senté entre sus piernas.

Comenzó a cepillar mi cabello con cuidado. Cuando terminó me levanté y volví al tocador. Tomé la secadora, conecté ésta y comencé a secar mi cabello.

Bryce salió de la habitación y yo continué con mi cabello hasta que este quedó completamente seco. Cuando fue así apagué la secadora y comencé a maquillarme.

—Si, esta bien. Yo le digo. Gracias e igualmente— lo escuché decir entonces dejé todo y salí de la habitación.

Llegué a la sala y lo vi con mi celular en la mano.

—¿Quién era?

Me tendió el celular, lo tomé y revisé la llamada que había entrado más recientemente.

—Era su asistente. Me dijo que la doctora Carter tuvo unos problemas personales y no pudo presentarse en la clínica. Que tuvo que cancelar todas las sesiones.

Caminé hasta el sófa y tomé asiento en este. Bryce tomó asiento a mi lado entonces recargue mi cabeza en uno de los cojines mientras que él acariciaba mi cabello.

—¿Estás teniendo tus desordenes de nuevo?

—No, no es eso— negué con la cabeza levemente mientras lo miraba.

—¿Por qué estas viendo una psicóloga?

Levanté mi cabeza del cojín y tomé una larga respiración. Yo en serio quería decírselo. Pero no era tan sencillo.

Las palabras se acomulaban en mi garganta, nada lograba salir y pronto me ahogaría.

—Y-yo— Una palabra de dos letras que no pude decir bien. Me aclaré la garganta y me preparé para lo que iba a decir —No me fui de Los Angeles por ti. Dejarte fue lo más difícil que he hecho, pero tenía que hacerlo, Bryce— le confesé con mis ojos fijos en él —No podía quedarme, Bryce— mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y negué con la cabeza rápidamente.

—Val...— Bryce se arrodilló frente a mi y tomó mis manos —Mirame, estás aquí conmigo hoy. Eso ya no importa.

—Bryce— dije su nombre con dificultades, pues el llanto no me permitía hablar.

—Tranquilizate, Val.

—Yo quedé embarazada y no podía ser la chica que quedó embarazada de los hombres que la violaron. No podía quedarme en un lugar en donde todos me tendrían lástima y en ese momento no podía estar contigo— hablaba cada vez más rápido y no porque fuera fuerte o porque pudiera, sino porque quería acabar —Necesité de tus abrazos, tus besos y estoy segura de que una palabra tuya me hubiera hecho sentir mejor pero no podía dejar que me vieras así— Bryce se levantó. Me tomó del sófa y me sentó sobre la barra mientras que yo simplemente no dejaba de llorar.

Cerré mis ojos con fuerza tratando de parar las lágrimas pero no funcionaba. El llanto no cesaba y comenzaba a sentir como el aire me faltaba.

—Valerie— me tomó por las mejillas —Abre los ojos, cariño. Por favor hazlo

Abrí mis ojos, llevé ambas manos hacia mi pecho y continué llorando mientras evitaba su mirada.

—Valerie, mirame— me habló bajo.

—No me siento bien, Bryce— respondí una vez que tenía mis ojos en los suyos.

—Tienes que tranquilizarte. ¿Si? No hay nada que temer porque yo estoy aquí contigo y nada malo va a pasarte. No voy a permitir eso, ¿Me escuchas?

—Tuve un bebé, Bryce— llevé una de mis manos hacía mi cabello y continué llorando con más fuerza —No pude abortarlo y entonces lo tuve. Tuve al bebé de uno de mis dos violadores.

Bryce se separó de mi y comenzó a buscar algo por todo los cajones de mi cocina. Se acercó a mi y metió mi boca en una bolsa mientras que él la sostenía. Coloqué mis manos sobre las suyas y respiré aceleradamente,

—Más lento, Valerie. Respira más lento, ¿si?

Sacó una de sus manos y acarcició mi cabello mientras que yo recargaba mi cabeza en su hombro y dejaba el peso de mi cuerpo en él.

—Tranquila, estás a salvo. Yo estoy contigo.

Poco a poco el ritmo de mi corazón y mi respiración fue disminuyendo.

—Estás temblando, Val.

Alejé la bolsa de mi boca y levanté la cabeza de su hombro.

—¿Podemos cancelar los planes del día de hoy y volver a la cama, por favor?

—Claro que si— él asintió levemente y me cargó en sus brazos.

She Saves MeWhere stories live. Discover now