Capitulo 08 - Parte II

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Valerie Haynes

—Mamá— la miré —Se hace tarde, ¿Puedo irme?— crucé mis brazos.

—Es que no entiendo porque estás tan arreglada.

—Es una cena elegante, te lo dije.

—¿Es con el chico que me dijiste?

—Él estará ahí.

Papá pajo, recién había despertado de su siesta.

—¿Por qué estas vestida así?

—Voy a salir y de hecho es tarde ya.

—No me gusta nada.

—¿Por qué no?

—El color, el estilo, todo eso.

—Es rojo, no es revelador y el largo está bien— lo miré.

—Ya vete, enana— dijo mi madre.

—Gracias— reí y los abracé a ambos para luego salir.

Salí y miré una lujosa limusina.

—No es cierto— reí fuerte.

—¿Valerie Haynes?— dijo el chofer y yo solo asentí.

—Sí, soy yo.

—El joven O'Connor me ha mandado.

—Claro.

—¿Lista para irse?

—Si—:sonreí y corrí hasta el carro para luego abrir yo misma la puerta y subir.

Durante todo el viaje fui con las ventanas abiertas para ver todo. La vista era increíble y honestamente era genial el viajar en una limusina sólo para mí.

Resultó ser que mi casa estaba a unos 15 minutos de la de Bryce lo cual era bueno. No estaba muy lejos.

—Llegamos— dijo el chofer en cuanto abrió mi puerta.

—Gracias— sonreí y bajé entonces vi a Bryce acercarse a mí.

Honestamente estaba muy guapo con esa ropa.

Extendió su mano y me dio un ramo de rosas rojas, las cuales estaban hermosas.

—¡Dios!— sonreí —Son preciosas.

—Están como tu hoy— sonrió —Y siempre, claro— reí.

—Tu igual te ves muy bien.

—Gracias— dijo mientras me ofrecía su brazo.

—¿Qué le paso a tu mano?— lo miré preocupada.

—La lastime un poco, no importa— dijo como si no fuera nada.

—Se ve mal, tal vez pueda lavarla y vendarla. Podría infectarse— le dije mientras examinaba su mano —Varios cortes son un tanto profundos.

—Está bien, Valerie— rió levemente para luego volverme a ofrecer su brazo.

Tome de él y entonces caminamos hasta su casa.

—¡Pizza!— reí al ver las cajas.

—Resulta ser que mi madre le pidió a todos mis empleados que se fueran entonces tuve que improvisar.

—¿Tu madre estuvo aquí?— lo miré.

—Sí, pero no importa— sonrió sin mostrar los dientes.

—¿Estás bien?

—Si— besó mi frente y luego se alejó de mi para ir hasta la cocina.

—Si te afectó o algo puedes decírmelo.

—Estoy bien.

—Bueno— me senté en uno de los bancos de la barra.

—¿Huele bien?

—Si— sonreí —¿Cuál es el menú?

—Pizza, fetuccini y cannolis.

—Mi piace il cibo italiano- dije mientras lo miraba rellenar los cannolis con crema.

(Me encanta la comida italiana)

—Il cibo italiano è il migliore— me respondió entonces reí.

(La comida italiana es de la mejor)

—¡Si può parlare italiano!— dije divertida mientras lo señalaba.

(¡Puedes hablar italiano!)

—Tu non sai tutto di me— rió él.

(No sabes todo de mí)

—Está bien, está bien— dije haciéndole una seña de que se detuviera.

—¿Hablas algún otro idioma?

—Un peu le français.

(Un poco de francés)

—¿Francés?— ambos reímos.

—Si-— asentí.

—Dime algo sucio.

—No lo haré— reí.

—Vamos, ni siquiera te voy a entender.

—Aún así no voy a hacerlo— reí.

—Por favor— se acercó a mí con un cannoli listo.

—No— reí.

—Por favor— dijo mientras llevaba el cannoli a mi boca.

Mordí un poco y luego comí lo que tenía en la boca.

—Ce était presque aussi délicieux que votre

(Eso estuvo casi tan delicioso como tu)

—Merci— sonrió de lado de mientras me miraba a los ojos.

(Gracias)

—¡¿LO ENTENDISTE?!— le pregunté mientras reía.

—Je parle aussi un peu le français_ levantó los hombros.

(Yo también hablo un poco de francés)

—Eso es trampa— dije cruzándome de brazos.

—Claro que no.

—Jamás te hablaré en un idioma extranjero— reí.

—Es una pena porque el francés suena sensual.

—Lo siento— levanté los hombros.

—Vamos al comedor— salió de la cocina y me ayudó a bajar del banco para luego ir hasta el comedor y abrir la silla para mi entonces tomé asiento.

She Saves MeTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon