Capítulo 33.

8.4K 433 9
                                    

Día de la boda.

Poco a poco comencé a despertar. Llevé ambas manos hacia las de Bryce y acaricié estas mientras sonreía tontamente.

—Buenos días— susurró sobre uno de mis oídos con su sensual voz de recién levantado y mordí mi labio inferior.

—Buenos días— giré para poder quedar frente a frente y él dejó un beso sobre mi nariz.

—Adivina— dijo sonriente.

—¿Qué adivino, señor O'Connor?

—Hoy serás mi esposa.

—Y tu serás mi esposo.

—Hoy oficialmente te conviertes en Valerie O'Connor.

—Así es— afirmé con una sonrisa en mi rostro mientras asentía.

—¿Estás lista para la boda?

—Por supuesto.

—¿Descansaste bien?

—Aún tengo problemas con la posición de lado o boca arriba, ¡Nadie duerme así!— dije un tanto exaltada y Bryce rió.

—Las embarazadas lo hacen. Tienen que.

—Y es horrible.

—Es eso o aplastar a nuestra bebé.

—4 meses más y podré dormir como quiera— acaricié mi vientre mientras miraba este.

—Querrás decir, si es que nuestra bebé nos deja dormir.

—¡Bryce!

—¿Qué?— me preguntó divertido.

—No me digas eso.

—Fue cruel, ¿cierto?

—Un poco— asentí mientras lo miraba.

—Lo lamento— acarició una de mis mejillas.

—Feo— le saqué la lengua para luego tratar de sentarme pero me rendí luego de varios intentos y risas de Bryce —¿Me ayudas?

Sentí el empujón de Bryce, entonces quedé sentada.

—Te ayudo— colocó sus manos en mi espalda baja entonces me levanté. Una vez parada Bryce bajó sus manos a mi trasero.

—Ya no necesito tu ayuda, gracias.

—De nada— palmeó mi trasero entonces reí.

—Guardalo para la noche— me deshice de mi bata  por arriba y lo vi recorrer mi cuerpo con su mirada. De pies a cabeza —No lo hagas— reí luego de haberme colocado un vestido que me habían regalado en mi despedida de soltera.

—¿Por qué no?

—Porque estoy gorda— le dije mientras revisaba mi celular.

—Yo sigo creyendo que eres la mujer más hermosa y sexy.

—¿En serio?

—En serio— afirmó rápidamente.

—Te amo— Sonreí y me acerqué a él luego de haberme colocado los zapatos para después besar sus labios.

—Ponte otros zapatos.

—¿Por qué?— hice puchero una vez que me separé un poco de él.

—Porque no tiene caso que te canses usando tacones ahora, mejor ponte sólo los de la boda y cuando sea hora.

—Ya tienes ese instinto paternal, me gusta.

Él sólo sonrió y me cambié de zapatos rápidamente.

She Saves MeWhere stories live. Discover now