Ganador

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Esa mañana en el comedor había más bullicio de lo habitual. Por la tarde se celebraban los últimos partidos de fútbol y baloncesto, y la gente no hablaba de otra cosa más que de ganar.

Jake y Alan estaban sentados por primera vez junto a los demás jugadores de fútbol, discutiendo las posibles jugadas y estrategias. Filipp comía con ansia el mejor desayuno que yo jamás había visto; necesitaría toda esa energía para desafiar a Pablo y sus Cuervos.

Ya habían competido otras cuatro veces, y nuestro equipo sólo había logrado vencer en los dos primeros partidos, luego los Cuervos habían desarrollado una muy buena estrategia, basada en bloquear a Filipp y a otro jugador muy alto llamado Sam, y con Drew intentando hacerse cargo del partido sólo, ganar les resultaba tan fácil como respirar.

Esa tarde se jugaba la final, y todos estábamos nerviosos y expectantes con el moreno. Filipp nos había contado que en los últimos ensayos había estado jugando mejor, pasando el balón a los compañeros y escuchando los consejos del entrenador; había descrito su nueva actitud como "prácticamente increíble", pero una vez en el campo, ¿quién sabía lo que decidiría hacer?

—Si tiene que jugar a baloncesto primero, cuando llegue al campo de fútbol estará agotado. —Decía Alina.

Miré al moreno, que hablaba concentrado con Alan y asentía, dándole la razón. Hoy tenía por delante un día duro.

—A Drew le gusta mucho más el fútbol que el baloncesto —nos comentó Filipp—. Aunque esté cansado, cuando le toque jugar se entregará al cien por cien.

—Y más sabiendo que tendréis ojeadores entre el público. —Le recordó Alessandro.

El rubio asintió, y puso toda su concentración en terminarse el enorme vaso de zumo de naranja natural. El tema de los ojeadores le preocupaba. Sabía que era su mejor oportunidad para demostrar su valía en el campo y conseguir una plaza en un buen equipo universitario.

Como muchos otros jugadores de baloncesto, el sueño de Filipp era llegar a jugar en la NBA. Las posibilidades eran remotas, pero que le ofreciesen un lugar fijo en un equipo bien consolidado, era la mejor forma de demostrar que destacaba en el campo. El partido de hoy podía ser el punto de partida de su carrera.

—Se fijarán en ti, Filipp —Le aseguré—. Eres realmente bueno.

—¿Cómo van a hacerlo si me bloquean todo el tiempo? —Dijo soltando su frustración.

Tenía razón. Si no le dejaban moverse poco podría hacer.

—El problema es que los Cuervos saben que las piezas fuertes del equipo sois tú y Sam. Cuando se trata de lanzar a canasta todos los demás os buscan a vosotros, como si tuvieran miedo de intentarlo. —Habló Alessandro.

Ali asentía, de acuerdo con sus palabras. Ella disfrutaba mucho de los partidos, saltaba emocionada, gritaba, se frustraba con los árbitros... Conocía todas las reglas, las faltas y los nombres de las jugadas. Era toda una experta.

—Todos menos Drew —Seguía explicando el proyecto de pelirrojo—; él sí intenta encestar, pero no puede con la defensa sólo. Lo conocen y ya saben que nunca se acerca demasiado a la canasta; prefiere hacer triples para lucirse, pero con su altura no es difícil frenarle el balón. Habla con el equipo y que intenten macar siempre que puedan. Si los cuervos ven que no os buscan tanto os darán algo de margen y podréis libraros de ellos.

Filipp lo escuchaba concentrado, asimilando la información. Sus ávidos ojos verde oliva centelleaban con determinación, trazando un nuevo plan de ataque.

—Oui, y sobre todo, habla con Drew; que se apoye en vosotros. Aunque le falta altura, es bastante rápido así que si os ayuda a cubrir a algún jugador el partido será nuestro.

Mariposas eléctricas ©   (En edición)Where stories live. Discover now