cap 34

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Ojos sin el inconveniente de la altura.

—¿Qué ocurre? - inquirí al ver que no hablaba.

Me miró y luego negó con la cabeza.

—Nada, déjalo, era una pregunta estúpida - respondió evitando mirarme a los ojos.

Vi que volvía a sonrojarse y mi curiosidad aumentó a ni veles insospechados.

—De eso nada… ¿Qué ocurre?— insistí observándola con interés

—No, en serio, es una estupidez—.

—Te has puesto roja como un tomate y eso solo ha avivado aún más mi curiosidad—. Desembucha volví a insistir.

Odiaba que me hiciese eso, quería saber todo lo que pensaba o sentía, no quería que se avergonzase de absolutamente nada; además, estaba tan intrigado que no dejaría que se fuese de rositas sin decirme qué le estaba rondando por la cabeza.

Sus ojos se encontraron con los míos unos segundos y luego empezó a jugar con un mechón de su pelo.

—Estaba pensando… ya sabes, lo que ocurrió la otra noche, cuando tú…— habló poniéndose de color escarlata.

Intenté no sonreír. Nunca habíamos hecho nada parecido, había querido ir despacio con Noah, introducirla en el sexo poco a poco y, sobre todo. Esperar a que estuviese preparada.

—¿Cuándo te inicié en el sexo oral de forma espectacular?— pregunté, disfrutando de su reacción.

¡Nicholas! —exclamó alarmada, dirigiendo la mirada a izquierda derecha, como si alguien fuese a oírnos estando donde estábamos.

—Dios, olvídalo, ni siquiera sé cómo se me ha ocurrido hablar de esto—.

Tiré de ella hacia mí y la obligué a devolverme la mirada.

—Eres mi novia, puedes hablar conmigo de lo que quieras… ¿Qué pasa con lo del otro día?— dije intentando tranquilizarla, puesto que sabía que se moría de vergüenza con esos temas: ya lo había comprobado cuando a veces se me escapaba alguna grosería. —¿No te gustó?-

Claro que le había gustado, había tenido que cubrirse la cara para que

culpa tuyaWhere stories live. Discover now