-¿Quieres más?- me ofreció junto a mis labios entreabiertos. ¿Por qué no me besaba como Dios manda?
Abrí los ojos y me lo encontré mirándome. Sus iris eran espectaculares, de un azul tan claro que me causaba escalofrios.
-Sabes que si- contesté con la respiración acelerada y los nervios a flor de piel.
-Ven esta noche conmigo-.
Suspiré. Quería ir, pero no podía. Para empezar, a mi madre no le hacia gracia que me quedase a dormir con Nick y la mayoría de las veces mentía y decía que estaba en casa de Jenna. Además, tenía que estudiar, esa semana tenía cuatro exámenes finales y me jugaba todo si suspendía.
-No puedo- respondí cerrando los ojos.
Su mano bajó por mi espalda con cuidado, en una caricia tan delicada que se me pusieron los pelos de punta.
-Sí que puedes, y empezaremos donde lo dejamos en el jardín- replicó alcanzando mi oreja con sus labios.
Sentí mariposas en el estómago y el deseo crecer en mi interior. Su lengua acarició mi lóbulo izquierdo para después dejar paso a sus dientes..... Quería ir... Pero no podía.
Me aparté y al abrir los ojos y fijarme en los suyos me estremeci... había echado de menos esa mirada oscura, ese cuerpo que me intimidaba y me proporcionaba una seguridad infinita al mismo tiempo.-Ya nos veremos, Nick- dije dando un paso hacia atrás.
Sus ojos me escrutaron entre divertidos y molestos. -Sabes que si no vienes no habrá sexo hasta tu graduación, ¿no?-
Respiré hondo: estaba jugando sucio, pero era la verdad. Yo no iba a tener apenas tiempo y menos de bajar a la ciudad a verlo y si él no quería venir a casa porque no deseaba encontrarse con su padre...
-Podemos ir al cine- propuse con la voz entrecortada.
Nick soltó una carcajada. -Está bien, como tú quieras, pecas- aceptó acercándose y posando sus labios en mi frente en un tierno y casto beso. Lo hacía a propósito, estaba