Pero, si no hubiese sido por él, no me habrían admitido en la UCLA ni podría estudiar filología inglesa, como había soñado siempre.
Salí pitando cuando Nick me envió un mensaje diciéndome que me esperaba en la puerta. Estaba junto a su coche y una sonrisa increíble apareció en su rostro cuando me vio radiante de felicidad. Incapaz de controlar
La dicha, salí corriendo y me tiré a sus brazos. Sus manos me sostuvieron con rapidez y busqué sus labios con los míos hasta que nos fundimos en un beso digno de una película romántica. Había terminado el colegio, había sacado las mejores notas, iría a una
Universidad que jamás habría podido permitirme, tenía al mejor novio del mundo, al cual adoraba, y al cabo de dos meses me iría a vivir por mi cuenta a un campus universitario con un futuro magnífico por delante. Nada podía ir mejor.