capítulo 2

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En problemas, ahora está distinto. Había madurado conmigo, había mejorado, aunque mi miedo era que en cualquier momento su antiguo yo volviese a salir a la luz.
Me observé en el espejo. Me había recogido el pelo en un moño flojo en lo alto de la cabeza, aunque elegante y perfecto para llevarlo con el vestido blanco que mi madre y Will me habían regalado por mi cumpleaños. Mi madre se había vuelto loca con la fiesta que había organizado. Según ella, esta sería su última oportunidad de representar su papel, puesto que en una semana que graduaba del instituto y poco después me mudaba a la universidad. Había mandado solicitud a muchas universidades, pero finalmente me había decantado por la UCLA de los Ángeles. Ya había tenido demasiados cambios y demasiadas mudanzas, no quería largarme a otra ciudad y, menos aún, alejarme de Nick. Él estaba en esa misma universidad y aunque sabía que lo más probable era que terminara trasladándose a san Francisco para trabajar en la nueva empresa de su padre, decidí que ya me preocuparía por eso más tarde: aún quedaba mucho tiempo y no quería deprimirme.
Me levanté del tocador y antes de ponerme el vestido, mis ojos se fijaron en la cicatriz de mi estómago. Uno de mis dedos acaricio aquella parte de mi piel que estaría dañada y marcada de por vida, y sentí un escalofrío. El estruendo del disparo que acabo con la vida de mi padre resonó entonces en mi cabeza y tuve que respirar hondo para no perder la compostura. No había hablado con nadie de mis pesadillas, ni del miedo que sentía cada vez que pensaba en lo ocurrido, ni como mi corazón se disparaba enloquecido irremediablemente cuando un estruendo demasiado fuerte sonaba cerca de mí. No quería admitir que mi padre había vuelto a causarme un trauma, bastante tenía ya con no poder quedarme a oscuras a no ser que fuese con Nick a mi lado… No pensaba admitir que ya no podía dormir tranquilamente, ni que no podía dejar de pensar en mi padre muerto justo a mi lado, ni en como su sangre salpicando mi rostro me había convertido en una loca. Eran cosas que guardaba para mí: no quería que nadie supiese que estaba más traumatizada que antes, que mi vida seguía presa por los miedos.

culpa tuyaWhere stories live. Discover now