46

2 1 0
                                    

—¿Desde cuando te llevas tan bien con Arthur?—me pregunta el idiota una vez estamos en el coche para irnos a la empresa juntos—recuerdo que decías que te hacía sentir incómoda.

No sabría como explicarle mi repentino cambio hacia Arthur ni siquiera yo sabía cuando las cosas habían cambiado o bueno si lo sabía. En una de mis secciones y una de las más duras él apareció no sé si fue por casualidad o nada pero afortunadamente me ayudó en uno de mis ataques provocados por mi padre,la mayor parte de veces los ataques que sufro por su culpa son los más dolorosos y Arthur apareció como un ángel caído del cielo.

—No se, tu hermano no es lo que deja ver nada más—lo veo tensarse y lo demuestra agarrando fuertemente el volante—Me cae bien y punto.

—Le cae bien—susurra.

No vuelve a decir nada en lo que queda de camino, al llegar ninguno de los dos se mueve yo porque no puedo hacerlo sin su ayuda y él porque se ha quedado mirando al horizonte, estaba por llamar a un guardia para que me ayude pero él bloquea la puerta.

—¿Pasa algo Alexander?—pregunto al intentar abrir la puerta y fracasar—Puedo sentir tu mal humor desde hace rato.

Parece no tener ganas de hablar así que solo juego con mis manos esperando a que se resigne. Cuando solo han pasado cincuenta minutos los que he cronometrado muy bien él se cansa y decir que era yo la que no soportaba los silencios largos.

—¿Enserio Arthur te parece buena persona?

—Si,¿que hay con eso?

—El te parece buena persona pero a mí me aborreces—no quiero interpretarlo como lo estoy haciendo porque para mí son celos claramente.—A mi me odias y no te cansas de decírmelo pero a él no.

—Al igual que cambié de opinión sobre él también lo puedo cambiar sobre ti.

Me mira de soslayo unos segundos.

—¿Has cambiado tu forma de pensar sobre mi?—asiento con la cabeza—¿Y con que te quedas ahora?

—Nunca lo sabrás hasta que llegue el momento adecuado—es decir hasta que me vaya—Ahora si ya se han acabado tus ataques de celos ¿podemos bajar?

—No son celos.

Desbloquea la puerta y se baja para sacar la silla del maletero, cuando pasamos delante de las demás personas me van deseando que me mejore pronto. En su oficina todo está patas arriba y eso me desconcierta porque según yo sé Alexander es igual a mí en el aspecto de la limpieza.

—¿Que ha pasado por aquí?—pregunto levantando algunos papeles del suelo.

—Fue culpa mía.

—¿Cuando hiciste todo esto si estabas conmigo?

—Fue antes de ir contigo,lo recogeré después de la reunión—entre que levanta otros papeles algunos se le caen provocando que mi tic reaparezca—Vuelvo enseguida no te vayas sola.

Me besa la coronilla y eso me deja desorientada.

—Como si pudiera ir a alguna parte.

Cuando sale me levanto como puedo para empezar a recoger porque vivir en ese desorden está fuera de mi alcance. Para mi desgracia tenía que leer todo porque mi tic no me dejaba simplemente guardar las cosas por guardarlas y acabé ordenando todo por contratos, clientes y por año separándolos en un sistema de colores.

La reunión parecía haberse alargado porque Alexander no volvía y mi trabajo de limpieza ya había terminado, me siento en su silla para poder moverme sin dificultad por el lugar. En eso que quería moverme alguien llama a la puerta.

NO SUELTES MI MANOWhere stories live. Discover now