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Alexander.

Después que ella se fuera de ese modo la llamé para saber si estaba todo bien pero tenía el teléfono apagado y no se fue con el conductor que le asigné, decidido a seguir con lo mío y trabajar, terminé mi jornada un poco más temprano.

Al llegar a casa no vi rastro de ella y al parecer no se pasó por aquí porque su perro me pedía algo de comer y sin ganas se lo di, volví a insistir en llamarla pero seguía con el teléfono apagado.

—¿Donde estará ?—le pregunto al perro como si entiende algo—Parezco un loco hablando contigo.

Seguí insistiendo hasta que sonó el timbre quizás se había olvidado de sus llaves pensé al ir a abrir pero la desilusión fue notoria en mi rostro.

—Un poco más de alegría al verme hermano.

—No estoy de humor Aaron así que guárdate tus bromas.

—¿Que pasa problemas en el paraíso?—sube las piernas en mi sillón y si no fuera porque estaba acostumbrado a que Alaïa siempre aparte mis pies de ahí no hubiera echo lo mismo con el—¿Por cierto donde está Alis?

—No lo sé, salió disparada de la empresa esta tarde y no contesta al teléfono—me estaba empezando a preocupar este tipo de cosas no es su estilo.

—Tranquilo quizás fue a donde su tía o amigas.

—Ya las llamé y nadie sabe dónde está.

—Tranquilo hermano ella no es una niña pequeña a la que hay que cuidar.

—Tu no lo entiendes.

—No, no lo entiendo explícamelo haber.

—Últimamente me he dado cuenta de que le pasa algo siempre se queda mirando hacia la nada, esos dolores de cabeza que siempre son nada, su falta de apetito y que después tenga ganas de acabar con toda la comida.

—Quizás está en sus días.—le resta importancia—¿No te estarás enamorando de Alis?

—No, deja de decir tonterías.

—Pues no sería nada raro ella es una mujer muy atractiva sería raro que no te fijaras en ella viviendo bajo el mismo techo.

Claro que lo había echo pero no podía suceder nada entre nosotros este solo es un acuerdo que nos beneficia a los dos y que está apunto de terminar casi a dos meses de que se acabe.

—No digas estupideces ella no me gusta—o eso me digo para convencerme—No es mi tipo de mujer.

—Yo diría que es tu copia pero mucho más buena.

—No nos parecemos en nada y nuestros gustos difieren con los del otro.

—¿Y?

—Que jamás me podría llegar a enamorar de Alaïa no es mi tipo y punto.

Al decir esto un portazo me hace levantar la cabeza y encontrarla de pie con una media sonrisa en el rostro, se agacha a acaricia  a su perro, camino a grandes zancadas hasta pararme delante de ella.

—¡¿Donde mierdas estabas?!—mi voz sale en un grito en el que ella no se inmuta—¡¿Sabes lo preocupado que estaba?!

—Hola Aaron—me ignora totalmente.

—Hola Alis,¿estas bien?—le responde mi hermano—Te ves algo pálida.

Reparo en ella y era verdad sus mejillas no tenían su característico rosado y su sonrisa no le llegaba a las orejas como siempre. Algo iba mal.

NO SUELTES MI MANOWhere stories live. Discover now