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Alexander.

Verla así fue una tortura, no me separé en toda la noche de su lado, ella como siempre no se movió tenía que controlar cada dos por tres si aún respiraba porque tenía la mala costumbre de no moverse ni un poco para dar signos de que siguiera con vida.

—Lo siento si arruiné todo—me doy la vuelta y la encuentro sentada sobre la cama con las piernas cruzadas.

—No lo arruinaste simplemente me preocupaste pudiste haber muerto.

—No exageres estoy bien no es algo nuevo.

—Justo por eso a partir de ahora seré yo quien te controle con eso de la diabetes.

—¿Estas de broma?

—¿Tengo cara de estar bromeando?—ayer que vino el doctor me dio una lista para poder monitorearla—Mientras estes conmigo vas a mantenerte viva.

—Esto no es parte del trato pero si lo que te preocupa es que muera antes de tiempo te aseguro que aún estoy muy lejos de hacerlo.

—¿Como puedes querer perder la vida tanto?

—No es asunto tuyo.

—Si lo es mientras estemos los dos en esto.

—No,no lo es si vivo o muero es cosa mía a ti no te tiene que importar porque por tu culpa y la de todos ellos estoy así.

—Ya te expliqué que pasó con tu beca no fui yo.

—No importa si la orden no fue tuya era tu responsabilidad después de enterrarte debiste enmendar tu error.

—Eso hice.

—Tres años después cuando tuve que aceptar la estúpida realidad que tanto me negaba a creer todo por tu culpa—Discutir eso ahora y aquí no nos llevará a nada más qué problemas así que opto por cortar la conversación desde aquí.

Sin ganas de discutir porque la decisión ya estaba tomada le guste o no salgo del cuarto para pedir que su desayuno esté bien equilibrado y que lo sirvan en el jardín junto con el resto,mi madre estaba tomándose su café de todas las mañanas acompañando en una charla a Casandra y Arthur, no había rastro de mi padre así que debía esperar para preguntarle sobre Alaïa y su relación.

—Buenos días—saludo apartando una silla junto a Arthur.

—Buenos días hijo—Casandra no deja de mirarme raro pero decido ignorarla—¿Cómo se encuentra Alis?

—Tan bien que tiene ganas de pelear contra el mundo—a nadie se le pasa mi mal humor ya ni siquiera intento ocultarlo.

—¿Porqué?—me pregunta Arthur.

—Para ella su enfermedad es un juego se lo toma todo a la ligera sin saber que anoche pudo ocurrir algo grave.

—Cariño no creo que sea así.

—Si lo es mamá porque no es la primera vez que le pasa esto siempre se descuida—me sirven el café y no presto atención a nada más que a la taza—Pero eso va a cambiar desde ahora.

NO SUELTES MI MANOWhere stories live. Discover now