28

7 0 0
                                    

Alexander.

Al llegar dejo el coche aparcado cerca de la entrada dándole las llaves al de seguridad, con cuidado la saco del coche para llevarla arriba no me detengo en la entrada mientras grito pidiendo ayuda su cuerpo está frío y eso me preocupa. Los enfermeros traen la camilla con cuidado la dejo en ella siguiendolos.

—Señor usted deberá esperar aquí—me dice el doctor.

—¡No la voy a dejar sola!—soy consciente de que hay varias cámaras pero eso no me preocupa en este momento—¡No van a separarme de ella!

—Esto es solo para personal autorizado.

—¡Soy doctor así que me vale mierdas!

Sin más tiempo que perder entramos a la habitación donde la intentan cambiar el pijama a la ropa del hospital, un enfermera lo hace con mi ayuda, al sacarle el pijama noto unas cicatrices en su espalda baja como esas que debieron ser profundas y dolorosas.

Tiene varias y otras cortadas sobre su muñeca y muslos aunque esas no son tan profundas, como si se las hiciera ella misma aunque descarto esa idea inmediatamente.

—¿Sabe si la paciente padece de alguna enfermedad?

—Sufre de diabetes.

—¿Alguna otra cosa más?

—No lo sé—maldita sea no lo sé.

—Tiene que salir de aquí señor o no podremos hacer nada para ayudarla con usted aquí.

Sin más que alegar salgo al pasillo para esperar, mi madre llama y le cuento donde estamos ella enseguida viene para acá, le había cogido cariño muy pronto a Alaïa. Me senté en el suelo delante de su puerta a la espera de alguna información.

Mis pensamientos estaban en todas partes en especial en las líneas que adornaban su cuerpo quizás tenga que ver con el miedo que le tiene a Ian, soy tan mal novio que no conozco si ella padece de otra enfermedad.

—Alex cariño—mi madre viene corriendo hacia mí con mi padre y Aaron—¿Cómo está ella?

—No lo sé—hablo sin verle a los ojos—Están dentro.

—Sabia que tenía que haberla traído aquí sin importar su negativa.

—Si algo le pasa no voy a perdonarme no haber hecho nada—llevaba días con ese dolor de cabeza que siempre decía que no era nada—Estaba tan fría en mis manos que no pude hacer nada.

—Tranquilo ella estará bien a veces la anemia nos juega malas partidas.

—¿anemia?

—Si, ella tiene anemia quizás por eso esté aquí pero no te preocupes estará bien en menos de nada.

—Aaron podría disculparte por mi con los accionistas—le pido, porque después no creo tener más cabeza para nada—Y porfavor ocúpate de mi empresa por estos días.

—¿No vas a ir a trabajar?—me pregunta mi padre.

—Solo hasta que Alaïa pueda ir conmigo de otro modo no iré a ningún lado.

Nos quedamos los tres a la espera de noticias suyas, al cabo de treinta minutos o más el doctor que la atendía sale y para mi calma solo fue un pequeño susto que se quedó en un pudo ser.

Sin esperar a que el doctor diga algo mi madre y yo entramos rápidamente.

—¿Con que solo un dolor de cabeza?—le pregunta besando su frente—Pudimos ahorrarnos esta preocupación.

—Lo siento no fue mi intención Adeline además no creí que llegara hasta tanto—nos miramos durante un lapso de tiempo intentando comunicarnos como siempre pero ella apartó la mirada de mi algo avergonzada—Siento haberos preocupado.

NO SUELTES MI MANOWhere stories live. Discover now