67.

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Entre y maldije a Estefanía por no haber querido venir conmigo. Era una mesa larga que se encontraba en una parte vio del restaurante.

No había nadie conocido, éramos muy pocas personas. Divisé un lugar en la esquina de la mesa y me senté, resignada a estar solita por el resto de la noche e irme tan pronto pueda.

—Paula!—escuché detrás mío a la par que me tomaban del hombro. Inmediatamente reconocí la voz y sentí alivio.

—Gabriel—saludé—Ay, que bueno que estás aquí.

Me sonrió y tomó la silla de a mi costado.

—¿Está ocupado?—negué—Tú de plano te olvidaste de mí ya.

—Nada de eso, te escucho a diario—respondí—Has sacado mucha música.

Gabriel sonrió y me miró.

—¿En serio me escuchas?—asentí—Te he extrañado mucho, Pau, pero no he estado en la ciudad para pasar a verte.

—Antes casi vivías conmigo—dije riendo.

—Tú también seguro me extrañas.

Iba a rechistar cuando vi llegar a Junior. Tal vez me hubiera emocionado verlo sino hubiera llegado con una mujer a su lado. Lo vi extenderle la silla para que ella se sentara y él se sentó a su lado.

—Justo te iba a preguntar por él—dijo Gabriel viendo la escena—¿Por qué no se sentó contigo?

Negué y miré al piso.

—Ya no estamos juntos.

Su gesto cambió a sorpresa.

—¿En serio?—asentí—¿Qué pasó? Yo juraba que ese wey nunca nos iba a dar chance a los demás.

Reí y pegué en su hombro.

—Fue mi culpa—admití—Me pasé de loca y ya no quiso que regresáramos.

Gabito me sonrió y negó.

—Hasta crees que te va a dejar ir—dijo seguro—Se está haciendo del rogar, después se le pasará.

Alcé los hombros.

—Pues viene muy bien acompañado—contesté a lo que Gabito miró disimuladamente.

—Tú no te preocupes, te va a hablar al rato—puso una mano sobre la mía—Sobre todo si ve que viniste conmigo.

Carcajeé.

—Ni siquiera sabía que estarías aquí, Gabriel.

—Pero eso no lo sabe él—contestó acercándose un poco más a mí—Un poco de celos lo hará recapacitar.

Negué.

—Ya me odia mucho, yo creo que con eso es suficiente.

—Qué aburrida eres.

Reí y después seguimos hablando sobre todo lo que había hecho cada uno en el tiempo que no nos habíamos visto.

—Y pues ya, ha estado cansado, la verdad—terminó de decir.

Pero la verdad yo no había escuchado ni una sola palabra, estaba concentrada en que Junior no paraba de reírse con aquella chica, tanto que ninguno de los dos había comido nada. Toda la noche habían estado conversando.

—Me estás dando el avión, nada más—me interrumpió Gabriel—¿Por qué no vas a hablarle?

—Ni siquiera me ha visto.

—Eres una exagerada, Paula—contestó—Yo siento a cada rato su mirada.

Negué.

—Yo creo que esto en serio terminó—mordí mi labio—Iré al baño, ¿sí?

Asintió, me levanté y me dirigí hacia el fondo del salón. Entré y me revisé en el espejo. Nunca pensé ver a Junior con una pareja que no fuera yo.

Y verlo ahí, me causaba tristeza. Ni siquiera era enojo, él estaba en su derecho. Finalmente yo no volví a buscarlo ni luché en recuperarlo.

Suspiré y decidí que era hora de irme. Aunque la estaba pasando bien junto a Gabito, realmente no quería estar ahí. Tenía que empezar a superar y eso significaba alejarme igual que Junior lo hizo de mí.

Abrí la puerta y caminé hacia el salón para ir por mi bolsa pero pronto sentí que me agarraron del brazo.

—¿Qué? ¿Ahora ni siquiera me vas a saludar?

la cherry; junior hWhere stories live. Discover now