63.

2.3K 187 65
                                    

Paula's POV:

Una semana había pasado y Junior no me había vuelto a buscar. Incluso me bloqueó de todos lados. Ya no había ni un solo mensaje suyo ni llamadas, y tampoco me buscaba a través de Nata.

En peleas anteriores, me dejaba estar enojada pero siempre se preocupaba porque comiera bien o estuviera segura, pero ahora no sabía absolutamente nada de mí.

Definitivamente, había pasado el límite.

—Ya me dirás qué pasó —preguntó Estef cuando me vio llegar a la sala—. No has hablado conmigo desde hace una semana.

—No quiero hablar.

—Pero ¿por qué, Pau? —me miró y me solté a llorar.

Ella corrió a abrazarme.

—¿Qué pasó?

—Lo llevé muy lejos —dije entre sollozos—. Pero es que los recuerdos de las primeras veces vinieron a mí y me sobreexcité.

—¿Con Junior? —asentí—. ¿Qué le dijiste?

—Terminé con él.

—¿Pero por qué? —preguntó—. No me digas que fue por lo último —asentí.

Ella suspiró frustrada.

—Le dije que no debimos haber regresado y que ya no estaba feliz con él —cerré los ojos al recordar—. Dije que lo terminé porque ya no lo quería, no por la pelea.

Nos quedamos en silencio abrazadas.

—Ahora sí te pasaste, Paula —dijo Estefanía después de unos segundos—. Definitivamente, lo llevaste muy lejos.

—Ya no quiero volver a aceptar que esté con otras morras —me separé de ella—. No quiero sentirme como antes.

—Pero no iba a pasar eso, Pau —contestó—. Tú solita hilaste eventos que no tenían nada que ver.

Miré al piso aún llorando, vi a Estef sentarse en el sillón.

—Y ahora —preguntó—, ¿y si le llamas?

—Me tiene bloqueada —ella me miró sorprendida.

—Nunca había hecho eso —mordí mi labio—. ¿Qué tanto le dijiste?

Me senté junto a ella en el sillón.

—Me rogó para que no me fuera, pero le dije que yo solo ya no lo quería y ya —contesté—. Pero no era en serio.

—Ay, Paula —negó con la cabeza—. Pues si quieres arreglarlo, piensa en qué hacer que pueda compensar toda la mierda que dijiste.

—No me hables así —pedí triste.

—¿Y cómo te hablo? —preguntó molesta—. Por primera vez, piensa en él y no solo en ti. Lo lastimaste y no te quieres dar cuenta de eso porque no quieres sentirte culpable.

Relamí mis labios.

—Sí me siento culpable, Estef —contesté mirando al suelo—. Pero no puedo hacer nada, me tiene bloqueada.

—¿De todos lados te bloqueó?—asentí.

—Ya intenté llamarlo y no puedo, los mensajes ni siquiera le llegan, en Instagram no me aparece.

—Él venía a buscarte aquí a diario cuando hiciste lo mismo.

—Es diferente.

—Entonces piensa en más opciones, Pau.

Suspiré mientras llevaba mis manos a mi cabeza.

—¿Y si llamo a Nata? —se me ocurrió.

—Si quieres.

Fui por mi celular y busqué su contacto para después marcarlo. Estef solo me veía expectante.

—Bueno?—escuché y los nervios me invadieron.

—Hola, Nata, soy Paula.

—¡Hola, Pau! —saludó feliz—. ¿Qué pasó? ¿Cómo estás?

—Bien —contesté nerviosa—. Oye, ¿has hablado con Junior?

Se quedó en silencio unos segundos.

—Sí, lo he visto, ¿por qué? —su voz cambió a ser más seria.

—Es que me bloqueó de todos lados y no tengo cómo...

—Pero lo terminaste, ¿no? —me preguntó.

—Sí —contesté—. Solo me gustaría hablar con él para arreglar las cosas.

De nuevo se quedó en silencio.

—Ay, Pau, mira, me caes muy bien, pero yo veo complicado todo —dijo y el miedo se apoderó de mí—. Por lo que me contó él, tú de plano dijiste que ya no querías seguir.

—Sí, eso dije, pero estaba enojada.

—Pues Junior se lo tomó en serio.

—¿Por eso me bloqueó?

—La última vez que empedamos fue cuando te bloqueó —dijo riendo—. Me dijo que si seguía viéndote, iba a estar rogándote y no quería incomodarte.

Que feo lo arruiné, pensé.

—Además, yo se lo sugerí porque que si no lo hacía, no te va a olvidar nunca.

—Pero yo no quiero que me olvide.

—Pues no sé, Pau, no sé qué decirte —contestó—. Te quiero mucho, pero Junior es mi amigo y la verdad, ha estado muy agüitado. Si te ayudo, le voy a dar en la madre.

Suspiré.

—Sí te entiendo, perdóname —Estef me miró con lástima—. Solo estoy desesperada porque no sé qué hacer.

—Déjame ver qué puedo hacer, ¿sí? —sentí la ilusión al escucharlo—. Iré a hablar con él y te cuento, pero tú, callada.

Sonreí. Después de despedirme de él, miré a Estefanía.

—Ay, Paula, a ver cómo salvas esto ahora.

—Yo pensé que me volvería a buscar —contesté—. No que dejaría ir todo así.

—Es que no lo dejó ir solo así —me miró obviamente—. Literalmente te rogó.

Bufé.

—Ahora sí me pasé, ¿verdad? —ella asintió—. Creo que necesito terapia.

Me recosté en el sillón y Estef se tiró junto a mí.

—¿Estás segura de que lo quieres? —asentí—. ¿Por qué dijiste todo eso?

—Me dio miedo —dije después de unos segundos—. Regresar a lo mismo de antes. No me gustaría volverme a sentir así.

—Tienes que confiar en él, sino ¿cómo piensas avanzar?

Relamí mis labios.

—Yo confío en él, solo no sé qué me pasó —contesté—. Soy una tonta. El día que se fue a tomar me avisó minuto por minuto todo lo que hizo y aún así, hice el drama de mi vida.

Estef me miró y sonrió.

—Se va a solucionar, no te preocupes.

la cherry; junior hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora