46.

3.5K 193 16
                                    

+18

—Los iré a visitar pronto —dijo Nata antes de subirse al auto.

Ambos sonreímos y nos despedimos con la mano para después cerrar la puerta.

—Ahora sí, tú y yo solitos, chula —me abrazó por detrás—. Ya no veía la hora de que se fueran.

Reí.

—Qué malo eres, son tus amigos.

—Lo sé, pero ya quería estar contigo a solas, mami —dijo, dejando besos entre mi cuello y mi hombro—. No hemos festejado que ya somos novios.

Sonreí; qué lindo se escuchaba.

—Yo renté la casa para nuestra luna de miel —volvió a hablar y carcajeé.

—Ya somos novios —festejé volviendo hacia él, dándole besitos en la cara.

Él sonreía mientras yo llenaba desde su frente hasta su mentón de besos.

—Y nada más me costó un año —dije divertida; Junior negó riendo.

—Pero ya te vas a quedar conmigo para toda la vida.

Sonreí avergonzada. Antonio me robó un pequeño beso.

—Cómo me gustas, mi vida —dijo acariciando mi mejilla.

Lo besé; él puso sus manos en mi espalda baja mientras yo jalaba de su cabello.

—Pues ya vamos al cuarto, ¿no? —pidió entre besos y yo reí asintiendo—Me tienes desesperado.

Caminamos juntos hacia la habitación, Junior me tenía abrazada desde atrás. Apenas entramos, me acoste y él se posicionó encima mío.

—Nunca había tenido tantas ganas de ti—dijo comenzando a besar mi cuello.

Mi sensibilidad estaba demasiado alta, sus besos quemaban y yo no podía dejar de sentir que mi excitación iba en aumento con cada uno de sus besos.

—Déjame estar encima—hablé bastante agitada y él negó.

—Paula, he estado aguantando las ganas de hacerte mia desde hace meses, no quiero hacer más que probarte completa.

Y sin más, sentí que retiro mi top e inmediatamente tuvo a vista mis pechos.

—No traes brasier, mami.

Comenzó a chupar y morder mis pezones, cerré mis ojos al sentir su tacto. Abría mi boca levemente de placer, me encantaba sentir su lengua en esa parte de mi cuerpo.

Después de unos momentos, lo sentí bajar más hasta quedar en la parte baja de mi abdomen.

—Por fin te voy a probar de nuevo—dijo poniendo sus dedos en los pliegues de mi falda.

Lamió por encima de mi calzón y solté un gemido. Pronto sentí que lo bajo para tener acceso completo a mi, comenzó a dar pequeñas lengüetadas en mi clitoris.

—Te gusta?

No podía hablar, estaba demasiado excitada. Solo salían gemidos de mi boca. Puse mis manos en su cabeza incitándolo a no parar.

—Antonio—grité cuando sentí que ingresó un dedo en mi sin dejar de lamer al mismo tiempo.

—Si, di mi nombre.

Yo no podía parar de gemir al sentir su contacto en mi. Estaba siendo demasiado para mi.

—Ya no puedo más—dije y lo sentí detenerse para ponerse frente a mi.

la cherry; junior hWhere stories live. Discover now