51.

2.5K 165 34
                                    

—Pues que ya la dejes en paz —contestó Gabriel—No te mames, Antonio.

Bufé frustrada; yo solo quería salir a tomar. Además, los tragos me estaban pasando factura y los mareos por el tequila estaban haciéndose presentes.

—Entonces no te aparezcas más, ya no te quiero ver cerca nuestro.

Volteé a ver a Junior molesta.

—Ey, no —lo detuve.

—A mí no me haces pendejo —me ignoró—Yo no me trago ningún cuento de que solo quieres ser su amigo.

—Antonio, ya —volví a pararlo.

—O qué, ¿la buscaste en chinga cuando terminamos solo para ser su amigo? —siguió—Puras mamadas.

Rió sarcástico. Tomé de mi vaso, fruncí el ceño al sentir el tequila por mi garganta.

—Tanto te cuesta pensar que alguien la puede tratar bien? —respondió mi amigo.

Ahora miré a Gabriel molesta.

—Qué te pasa? —pregunté lastimada.

Sentí a Antonio acercarse más a él y puse mi mano en su pecho.

—Escuchen, si se quieren pelear, háganlo pero afuera, ya no me interesa.

Estaba demasiado frustrada; quería irme de ahí.

—Solo aléjate, estoy harto de tener que seguirte aguantando —Junior habló.

—Eso lo dices tú, Paula jamás me ha dicho nada.

Por primera vez, mi novio me miró esperando una respuesta.

—Dile —me pidió.

—Antonio, vámonos.

—Por qué nunca puedes escogerme a mí? —me preguntó Antonio más bajo para que solo yo escuchara.

Yo no sabía qué decir; para ese punto ya estaba lo suficientemente borracha y confundida. Solo quería que esto terminara.

—Ya vámonos, ya nos vinieron a arruinar todo.

Gabito pasó a lado de Junior chocando su hombro y habló a sus guardias para que prepararan la camioneta.

Antonio lo miró y lo siguió a la salida, bufé molesta y miré a Estef.

—Ve, yo me encargo de todo. —dijo Estefanía.

Maldije en mi mente. Salí y ahí estaban los dos.

—O ya dime al chile qué quieres para que te largues —escuché decir a mi novio.

—Nada más porque lo dices tú? —preguntó Gabriel riendo—Sabes que tanto te quiere Pau? Me dijo que sin ti podíamos bailar a gusto y sin tenerte ahí incomodando.

Rodé los ojos, yo jamás había dicho eso. Por qué no podían terminar todo de una buena vez?

—A quien crees que prefiere?—continuo Gabito.

—Cuando vas a entender que yo soy su novio, no tú —respondió Junior retándolo.

—Y aún así, la trato mejor.

Vi los gestos de Antonio e inmediatamente supe lo que venía. Ni siquiera quise intervenir; yo no podía mirar ni pararme bien.

Se acercó a Gabito y soltó un empujón.

—Qué traes, wey? —dijo molesto—Tú eras mi amigo, por qué verga estás haciendo esto?

—A mí no me toques —respondió Gabriel.

—Tú sabías cuánto quiero a Paula.

Vi a Gabito ya molesto; sabía que estaba por perder la paciencia.

—Ya pues ya, me valió verga —habló—Eso quieres que te diga? Me valió verga.

Y ahora sí, Antonio soltó un golpe contra su mejilla. Abrí la boca sorprendida y me dirigí a ellos.

—Ya, Junior —me acerqué a Gabriel—Qué te pasa?

Lo miré enojada y él solo me vio serio; se distanció.

—Estás bien? —le pregunté a mi amigo mirando su pómulo rojo.

—Vámonos —me pidió mi novio.

—No se va a ir contigo, vete solo, ella vino conmigo.

—Paula —me habló de nuevo.

Mordí mi labio; no sabía qué hacer. No quería pelear y si me iba con él, llegaríamos a hablar. Yo solo quería dormir.

—Por favor, vámonos, mami —su tono de voz cambió a más suave.

Suspiré y lo miré.

—Me iré con Gabito, sí? —dije tranquila, pero apenas me escuchó, su rostro cambió a decepción—Iré mañana, necesitas calmarte.

—Espero que algún día me elijas, sin importar quién sea.

Me arrepentí. Quería decir que me llevara con él, pero ya era muy tarde.

—He pedido mil veces perdón, diario me arrepiento de lo que hice, diario pido perdón y Paula te lo puede decir —se dirigió a Gabriel—Yo mismo me martirizo con eso, pero estoy cambiando, amo a mi Pau con mi vida.

Ahora cambió su mirada a mí.

—Pero me cala mucho que me lo sigan recordando —continuó—Y aún más, que mi novia lo apoye.

Sentía un nudo en la garganta; el efecto del alcohol se acabó en mí. Se dio la vuelta para subir a su camioneta.

—Avísame cuando llegues, Paula —dijo desde la puerta—Y si quieres, después de eso ya no me hables hasta que decidas si realmente quieres estar conmigo o no.

Me quede parada unos segundos viendo como se iba en su camioneta. Que terrible fin del día, antes de aquí nos hicimos uno solo y ahora estamos peleados.

la cherry; junior hWhere stories live. Discover now