la cherry; junior h

6.

—¿Hice algo? —me preguntó preocupado mientras se sentaba en la cama junto a mí. Agradecía que las luces estuvieran apagadas—¿Te incomodé?

—No, nada de eso. —le contesté rápido—Solo se me fueron las ganas.

Soltó un bufido, lo siguiente fue demasiado incómodo. Lo vi levantarse, colocarse su bóxer y pantalón para después ir al baño. No me dijo ni una palabra más. Yo busqué mi ropa interior en la cama para proceder a ponérmela. Me quedé sentada esperando a Junior en la cama. ¿Qué pasa ahora?

Unos minutos después lo vi salir del baño con un cigarro, un fuerte olor a marihuana inundó el cuarto. Encendió la luz, lo que me hizo buscar la prenda más cercana que pudiera cubrirme  y colocármela.

—¿Estabas jugando nada más o qué? —me preguntó mientras se recargaba en la pared. Lo miré extrañada mientras negaba.

—Nada de eso, Junior. —le contesté tensa—Solo me sentí incómoda, todo está siendo muy rápido.

Él solo levantó los hombros. Sacó su celular y comenzó a teclear.

—Vendrá por ti el chofer, a él puedes decirle dónde llevarte. —me dijo mientras caminaba hacia la pequeña cantina que había al fondo del cuarto.

—¿Tan rápido? —le pregunté levantándome de la cama—No hablaremos más? Podríamos seguir conociéndonos.

Él levantó la mirada para verme, me vio de pies a cabeza y no pude evitar ruborizarme. Llevaba puesta únicamente mi ropa interior y la chamarra de Junior que, por cierto, me quedaba bastante grande.

—¿Para qué? —me preguntó—Esto no funciona así.

Fruncí el ceño y me crucé de brazos.

—No entiendo.

—¿Qué esperas que pase, Pau? —me preguntó—¿Que nos sentemos a hablar de nuestros sentimientos y luego nos enamoremos o algo así?

Me quedé en silencio.

—Bueno, no exactamente pero

—Nos conocimos después de un concierto, te hablé porque eres bonita, te llevé de after y después vinimos aquí. —me interrumpió—Es evidente que no hice nada de esto para que nos relacionáramos sentimentalmente.

Relamí mis labios, me sentía extremadamente tonta. No debí venir. Comencé a asentir.

—No te interesa siquiera saber más cosas de mí? —le pregunté obvia—Es decir, casi nos íbamos a acostar.

Soltó una risa para después tomar de su trago.

—Y?

—¿Te acuestas con quien se te hace bonita y ya? —le pregunté un poco alterada—¿Esa es tu vida? ¿No te interesa con quién compartes algo tan privado como esto?

—¿Para qué me interesaría? —me preguntó—¿Sabes cuántas veces pasa esto?

Me sentí mal y a la vez me regañé por pensar que yo había sido especial.

—Muchas, Pau —habló antes de siquiera yo poder contestar.

Asentí, mordí mi labio y bajé la mirada. Deseé con todas mis fuerzas que la tierra me tragara y aparecer en mi cama por arte de magia.

—¿Por qué preguntaste entonces tantas cosas sobre mí? —le pregunté sin mirarlo a los ojos.

—Tampoco soy una mierda como para únicamente cogerte y ya.

Sentí escalofríos. Me sentí enojada, frustrada y decepcionada. Aunque en el fondo me sentía ridícula. Ahí estaba yo, semidesnuda frente a un artista que acaba de admitir que no me quería más que para tener sexo.

—Tal vez sí lo eres —dije con tono bajo y con mi mirada aún en el suelo.

—¿Qué?

—Que tal vez sí lo eres —repetí en tono más alto y mirándolo a los ojos—Qué debes de ser para acostarte con quienes te admiran? Y además no querer ni siquiera saber qué clase de persona son.

No dijo nada, solo me miraba. Dejó de tomar de su trago y yo dejé que la enorme ira que había en mi hablara por mí.

—Podría perfectamente ser una loca y hacerte daño pero eso no te interesó porque simplemente soy bonita.

La habitación se quedó en silencio de nuevo.

—Quizá sí eres una mierda de persona.

No dije más, caminé hacia la cama, tomé mi vestido y metí mis piernas por el vestido para después dirigirme a la puerta. Podía sentir su mirada fija en cada uno de mis movimientos.

—Paula? —habló cuando estaba por abrir la puerta. Yo no respondí, solo volví a mirarlo.—Llevas aún puesta mi chamarra.

Bufé enojada, me quité la chamarra y se la lancé.

—Vete a la mierda.