15.

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Estaba acurrucada con Estef en el sillón, viendo la película.

—Para, tengo que ir al baño —dijo mientras detenía la película y se levantaba.

Prendí mi celular, ningún mensaje suyo. No sabía qué pasaría ahora; ya era de noche y no tenía noticias suyas. Tal vez se fue de fiesta. El timbre me distrajo.

—Llegó la comida —grité.

Me dirigí a la puerta y al abrirla, me encontré con Junior sosteniendo el ramo de rosas más grande que me había dado hasta ahora.

—No quiero estar lejos de ti —dijo preocupado apenas me vio —. Hay que estar bien, chula, no sabes cómo disfruto estar contigo.

—Ay, Junior, no sé qué decirte—lo mire triste.

—Que estamos bien, yo de verdad no quiero estar sin ti —dejó el ramo en el piso y tomó mi cara entre sus manos —. Todos estos días te juro que estuve pensando en ti, muchísimo.

—¿Pero por qué estuviste con ella? —pregunté mirándolo a los ojos.

—Solo son besos y ya, no hubo más —contestó —. No sé por qué te preocupa algo así, de todos modos, la única que me ha hecho sentir cosas de nuevo has sido tú.

Y entonces, nos besamos.

—Pasa mejor —me separé de él para dejarlo entrar.

Tomó el ramo del piso y entró.

—¿Dónde lo dejo? —me preguntó. Tomé las flores sonriendo.

—A este paso me quedaré sin espacio.

Y era verdad, tan solo esta semana había recibido 4 ramos de Junior.

—¿Te digo algo? —preguntó mientras me abrazaba por detrás —Tenía años sin regalarle rosas a alguien.

Sonreí mientras metía las rosas en el jarrón.

—Tenemos que entrar a mi cuarto antes de que Estefanía te vea y nos asesine —susurré y lo escuché reír bajito.

Caminamos a mi cuarto y cerré la puerta, él se acostó en mi cama.

—Oye, gracias por el collar, pero no era necesario —dije acostándome junto a él.

—Yo sé que no, pero hace unos días encargué unos para mí y de paso, quise pedir uno para ti —tomó mi mejilla con su mano —. Quiero que te veas más chula.

Sonreí.

—Cómo me encanta que te sonrojes.

Sentí cómo me tomó de la cintura y se colocó encima de mí. Comenzamos a besarnos y yo enredé mis piernas en sus caderas.

—Te extrañé —dijo con la respiración agitada.

—Aquí estoy.

—Ya sabes a qué me refiero —comenzó a bajar sus besos a mi cuello.

Cerré mis ojos dejándome disfrutar hasta que escuché que la puerta se abrió.

—Pau, ¿dónde está la comida? —se detuvo en la puerta al ver a Antonio encima de mí —Ay, Paula.

Se escuchó el azote de la puerta y yo solo miré a Junior espantada. Él soltó una carcajada, solo le pegué en el hombro aguantando la risa.

—Tengo que ir a verla.

—No vayas —pidió mientras comenzó a besar mi cuello de nuevo —Estamos bien aquí.

—Ahora regreso, ¿sí?

Me levanté para ver a Estefanía esperándome en la sala con los brazos cruzados.

—¿Ya así tan fácil? —preguntó enojada —Llega, te da flores y problema solucionado.

—No es así, Estef.

—¿No? Entonces, ¿cómo? —alzó la voz —Lo que yo veo es que te está utilizando, Pau, y lo peor es que cuando caigas en cuenta, a la que le tocará dormir contigo escuchándote llorar seré yo.

Solo la miré, no supe qué decir.

—Iré a cenar, quédate con él y avísame cuando se vaya —dijo levantándose y tomando su chamarra del sillón —Si es que se va.

Cuando la vi cerrar la puerta, solo tomé un respiro y escondí mi cara entre mis manos. No sabía qué hacer; en serio, quería a Junior.

—¿Por qué ahora me odia? —escuché a Junior; levanté la mirada y lo vi parado frente a mí.

—Ya sabes por qué.

—Pau, tú de verdad ¿estás de acuerdo con lo que está pasando? Es decir, ¿con cómo va nuestra relación? —solo lo miré mordiendo mi labio —Porque si no es así, puedes decirlo y podemos seguir siendo amigos.

Y entonces lo pensé; definitivamente, no quería ser su amiga. Yo quiero seguir hablando con él por teléfono cada noche, ser la primera a la que le hablaba bajando del escenario, estar con él.

—Solo por mí tienes sentimientos, ¿verdad? —pregunté —Háblame con la verdad, ¿sí?

—Mi amor —se acercó más a mí y unió nuestras frentes mientras acariciaba mi mejilla —Tenía años sin sentir cosas así, sin tener la confianza que tenemos entre nosotros ni tanta emoción por ver a alguien; solo eres tú sentimentalmente.

Sonreí y entonces lo besé.

—Vamos a mi cuarto —dije entre besos y él rió. Me cargó y caminó hacia mi habitación.

Ahí dentro nos entregamos el uno al otro, nos dimos todos los besos que no nos pudimos dar durante este tiempo.




—Mi amor —desperté con la voz de Junior; sonreí al verlo —¿Qué quieres desayunar?

—¿Tú prepararás? —él asintió sonriendo; lo miré incrédula —Quiero enchiladas.

—Pensé que dirías cereal o huevo —dijo mientras reía —Mejor te llevo a desayunar, chula.

—Bueno, sí quiero —él me sonrió y acomodó mi pelo.

—Vístete y vamos, entonces.

—Voltéate —pedí nerviosa.

—Ay, como si no te hubiera visto desnuda antes —lo miré seria —Está bien.

Me puse su sudadera del piso para después ir al baño y tomar una ducha.





—¿A dónde iremos? —pregunté subiéndome de lado del copiloto; él encendió el coche.

—Al restaurante de un hotel; casi no hay nadie, entonces no nos verán ni molestarán —el coche comenzó a avanzar.

Entonces pensé en lo que hablé con Estefanía hace unos días.

—Antonio? —él me miró brevemente —Te da pena que te vean conmigo? —hizo un gesto de confusión al escucharme.

—Para nada.

—Entonces, ¿por qué nunca salimos a lugares con más personas? En estos meses jamás has querido salir de fiesta conmigo, ni que te acompañe a conciertos o a cualquier evento.

—No te gusta ir a mis tipos de fiesta —me recordó.

—Pero si estoy contigo, si me gusta y también puedes acompañarme a fiestas.

—Pues, ¿para qué, chula? —dijo con la mirada en el camino —Nos mirarán juntos y comenzarán a especular que somos pareja, saldrán muchos videos.

—Y no te gustaría?

—Pues la verdad es que no.

Asentí mirando hacia la ventana; mis ojos se inundaron de lágrimas. No sé cómo describirlo, pero pude sentir cómo mi corazón dolió.

la cherry; junior hWhere stories live. Discover now