47.

2.8K 208 31
                                    

—Por favor, Pau —dijo Junior frustrado tirándose a la cama junto a mí.

—Mi amor, he ido a todas las fechas —acaricié su frente—. Solo esta vez no tengo muchas ganas.

—Pero ya me acostumbré a tenerte ahí —tomó mi mano—. Por favor, por favor, si quieres no sales del hotel.

—No puedo —dije entrelazando nuestras manos—. Mañana llega Gabriel, tengo mucho sin verlo.

Rió sarcástico y después asintió.

—Claro —dijo levantándose—. ¿Cómo puedes dejar de verlo solo un día?

Se acomodó la gorra y caminó hacia la puerta.

—Te aviso cuando esté allá.

—Junior, no te pongas así, amor —pedí desde la cama.

—Me saludas al Gabito.

Dicho eso, salió del cuarto. Suspiré; si supiera por qué en realidad no quiero ir. Tenía un mes que regresamos del viaje; habíamos estado yendo a muchos estados por la promoción de Junior.

Anteayer, una notificación llegó a mi celular de la aplicación de Salud, avisándome que tenía dos semanas de retraso.

—Mierda, Paula —dijo Estefanía viendo la pantalla de mi celular—. Son dos semanas de retraso.

—Y ayer me vomité —contesté más nerviosa mordiendo mis uñas—. Soy una tonta, todo por la reconciliación en Tulum.

Estefanía rió.

—¿Qué harás ahora? —alcé los hombros—. ¿Ya sabe él?

—No, tuvo que salir hoy por la mañana, regresará el jueves —dije pasando mi mano por el cabello—. Y además nos peleamos.

Estef suspiró y pasó una mano por su frente.

—Tendremos que hacerte una prueba —asentí—. De todos modos, no es como que no pueda mantenerlo.

Rodé los ojos.

—No es eso, Estef —contesté—. Yo no estaba lista para esto, ni siquiera sé cómo reaccionará él.

Miró mi preocupación y se levantó a abrazarme.

—Aún no sabemos siquiera si estás o no embarazada, tranquila.

Asentí.

—Me haré la prueba hasta que esté él aquí —ella asintió.

El timbre de mi celular nos interrumpió, sonreí nerviosa al ver de quién se trataba.

—Mi amor —dijo Junior en cuanto contesté—. Perdóname, chula, yo solo te quería acá conmigo.

Sonreí con ternura.

—Hola, amor —contesté entrando a mi cuarto—. Perdóname tú a mí, ya llegaste?

—Sí, pero desde que me subí al avión ya quería aterrizar para llamarte.

—No pasa nada, amor.

—Pero ayer como no me llamaste, ni nada pensé que te habías enojado mucho —dijo preocupado.

En realidad, ni siquiera recordaba que habíamos peleado. Estaba con demasiados pensamientos más preocupantes.

—No estás enojada, ¿verdad?

—No, amor, solo estuve ocupada.

No mencioné nada de mis sospechas en la llamada, lo dejé tranquilo. Cuando llegara, lo obligaría a preocuparse junto conmigo.








Apenas llegó Gabito, se tiró en el sillón.

—Estoy hasta la verga de cansado —dijo tapando su cara con la almohada.

—Creo que estoy embarazada —solté de repente.

Se acomodó y me miró sorprendido.

—¿Es una broma? —negué—. Ahora sí te la mamaste.

Asentí y tapé mi cara con mis manos.

—¿Ya sabe Ashee? —negué—. ¿Y qué será, niña o niño?

—Cada vez eres más estúpido —dije lanzándole la almohada que estaba junto a mí—. No sé qué decirle.

—Pues no creo que se enoje, él también lo hizo —reclamó—. ¿Las fechas te coinciden?

—Sí, Estef y yo hicimos cuentas y todo apunta a que sí.

Se quedó pensando unos segundos y después comenzó a reír.

—Fue cuando se fueron juntos a Tulum —dijo riendo—. ¿Se fueron de luna de miel o qué?

Me contagió su risa.

—Festejamos que ya estamos juntos, tonto.

—Pues mira que caro salió tu festejo —volvió a acostarse en el sillón—. Ya te hiciste la prueba?

Negué.

—Háztela ahorita —dijo convenciéndome, volví a negar—. Por favor, yo quiero saber.

—Si Junior se entera que supiste tú antes que él, me mata.

Gabito rió.

—Entonces déjame acompañarte a comprarla —sugirió.

—Bueno, está bien —acepté—. Pero tiene que ser hoy, porque llega mañana.








Jugaba con mis uñas en la vitrina mientras mordía mis labios por los nervios.

—¿Está bien esta? —la chica que me atendía nos mostró una prueba.

—¿Es la más cara? —preguntó Gabito viendo la caja—. ¿Es cien por ciento segura?

—Tiene un margen de error muy bajo.

Gabriel me miró y yo asentí.

—Dame tres, por favor —pidió él.

Yo no emití ni un sonido, dejé que él se encargara. Después de que Gabriel pagara, nos subimos rápido al auto.

—Felicidades a la nueva mamá —dijo entregándome las bolsas.

Rodé los ojos y le di un golpe.

la cherry; junior hWhere stories live. Discover now