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Narra Daniel.

Sé que es un movimiento arriesgado el confesarle lo que siento y hasta qué punto estoy dispuesto a llegar por ella, corro el riesgo de que salga corriendo y la pierda, pero prefiero eso a que tenga una falsa idea de lo que soy. Nunca me había sentido así por nadie, solo ella ha logrado que el Daniel que era antes y el destructor y ahogado por la rabia que soy ahora puedan convivir en el mismo cuerpo sin que me desgarre la ira, la rabia o la culpa.

Sigue en el mismo estado que antes, con las manos en mi pecho, la respiración acelerada y el corazón que le late a toda velocidad. Su nervioso cuerpo sigue pegado al mío, pero no me dice nada, y aunque sus ojos están puestos sobre los míos no siento que me mira. Me atrevo a decir que es solo su cuerpo el que tengo enfrente.

____ Lo siento, no quería asustarte.

Pestañea varias veces como si por fin volviera a la realidad y suspira a profundidad. Pienso que me dirá algo, pero en vez de eso quita sus manos de mi pecho y las coloca en mi cuello, se alza de puntillas y me besa. Presiona sus labios contra los míos con fuerza, tanta que me sorprende por unos segundos como se han volteado los papeles. Por un momento dejo de respirar. Esperaba cualquier tipo de reacción menos esta.

Correspondo a su boca que busca la mía casi con desesperación. No nos hemos besado mucho, pero este beso en especial sabe diferente, la manera en la que sus labios danzan con los míos me provoca una sensación abrazadora, y saber que es ella la que lleva el control me está volviendo loco.

La presiono más a mi cuerpo y un gemido involuntario se escapa de sus labios ahogándose en los míos. Si antes esto se sentía bien, escucharla gemir es el jodido final. La arrastro conmigo y apoyo mi espalda en el armario, el sonido del impacto viaja por toda la habitación. Poco a poco voy perdiendo el control de mis movimientos y hasta de mi fuerza. Separo mis labios de los suyos y los llevo a su cuello, Clara arquea la espalda por instinto y tira la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados, dejándome una de las mejores vistas que jamás haya tenido el placer de apreciar.

Me deleito en cómo reacciona ante mis caricias. Dejo un camino de besos húmedos en la curva de su cuello y ella se tensa ante mi tacto. Su piel es suave y delicada, y sabe deliciosa. Vuelvo la vista a su rostro y observo como se muerde el labio inferior, no me resisto y vuelvo a tomar sus labios. La explosión de emociones es demasiado, estoy sintiendo demasiado, y me gusta, porque no es solo físico, la conexión en nuestras miradas va mucho más allá que el deseo o el placer, no solo nuestros cuerpos vibran, nuestras almas también.

Llevo mis manos hasta sus piernas y la elevo, ella no duda y envuelve sus piernas alrededor de mi cintura. Le aprieto mucho más contra mi cuerpo y esta vez el gemido se nos escapa a ambos. Vuelve a besarme y la recibo disfrutando de sus suaves labios los cuales no dudo en morder, de alguna manera tengo que canalizar todo lo que me hace sentir. Me encanta cómo reacciona ante mis movimientos, busco no ser demasiado brusco, pero se me hace difícil controlarme con ella, sin embargo, creo que disfruta de mi brusquedad, la he observado morderse los labios y hasta sonreír discretamente en las ocasiones que pierdo el control.

Ahora es ella quien me muerde y la sensación está bastante lejos del dolor. Doy media vuelta y ahora es ella quien queda con la espalda contra el armario. Lleva sus manos a mi cabello y envuelve sus dedos en él, y se siente increíble, todo con ella se siente increíble.

Separa nuestros labios y me mira. Se ve preciosa con el pelo mojado por la ducha, la respiración agitada y sus labios hinchados por los besos. Si esperaba que saliera corriendo me he equivocado con todas las de la ley, sus ojos no mienten, la manera tan intensa en la que me mira no es de alguien que quiera huir.

____ No me iré. Si intentabas asustarme con todo ese discurso de hombre malvado, lamento decirte que has fallado. Quiero estar contigo sin importar lo que hayas echo, y sé que será difícil, pero eso no va a detenerme. No sabes lo horrible que se sintió pensar que podría perderte, y ahora que sé hasta dónde estás dispuesto a llegar por esta simple mortal, solo quisiera poder hacer lo mismo por ti.

En compañía de nuestros miedos (Bilogía Miedos - Libro 1)Where stories live. Discover now