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Narra Clara.

Ha pasado una semana desde que me torcí el tobillo, se podría decir que casi me he curado, y en toda una semana no he sabido nada de él, no lo he vuelto a ver desde ese día en el que casi me convierto en cera cuando apartó aquel mechón rebelde de mi rostro. ¿Sera que lo asusté? No puedo evitar cuestionarme al respecto. Aunque si decidiera deshacerse de mí no lo culparía, no debe ser nada fácil para él cargar con la responsabilidad de mantener con vida a una niñata torpe, irrespetuosa y parlanchina.

____ ¿Podrías dejar de suspirar como damisela enjaulada? No puedo concentrarme.

Amelia es la única que me acompaña. Como es domingo, las demás deben estar en el comedor. Hemos arreglado nuestras diferencias y les he explicado a detalle en el lío que ahora todas estamos metidas, pero ninguna ha mostrado signo de arrepentirse sobre la investigación tan arriesgada que hicieron, tampoco quisieron decirme cómo fue que lograron enterarse de tantas cosas por su cuenta, eso es algo que se ha mantenido dando vueltas en mi cabeza, en fin, ya buscaré la manera de que una de ellas me lo diga.

____ ¿Por qué no me ha enviado ni siquiera un mensaje? ____ Me quejo dejando mis otros pensamientos en segundo plano y volviendo a la idea que me ha estado carcomiendo desde hace casi una semana.

Amelia cierra su libro con un poco más de fuerza de la necesaria y me da una mirada molesta.

____ Bien, ya veo que alguien no va a disfrutar su lectura.

____ Lo siento, sigue con tu lectura. ____ Le doy la espalda y continúo con mis lamentaciones, ahora internamente.

____ ¿Quieres hablar al respecto? ____ Escucho que dice a mi espalada.

Vuelvo a girarme y hago un puchero cuando veo que deja el libro en su cama y se pasa a la mía sentándose a mi lado.

____ No sé lo que me pasa con él, ____ Hablo. ____ me molesta que me moleste que él no se moleste en saber de mi por toda una semana, creo, ¡Ay no sé! es difícil de explicar.

____ Si me preguntas, creo que ya no sabes cómo dismular que te gusta ese hombre hasta los huesos, Clara.

Me quedo algo pensativa al escuchar sus palabras. Es cierto que me gusta, y con razón. Daniel es muy guapo, es atento conmigo y hasta podría decir que hemos llegado a crear una pequeña amistad, le tengo confianza y creo que él a mí, pero la sensación que tengo en el pecho cada vez que lo miro es más fuerte que una simple atracción, y me asusta. Me asusta sentir tanto por él sin explicación alguna.

____ No lo pienses demasiado. Estás enamorada del capitán y ya no hay manera de que puedas esconder lo que sientes.

Me quedo en blanco por unos segundos porque sé que tiene razón, el problema es que no tengo ni la menor idea de cómo gestionar todo esto.

____ Esto me está volviendo loca, Amelia. ____ Me estrujo el pelo con ambas manos para darle más fuerza a mi argumento.

____ Ok, Ok, Ok. Eso ya lo sabía, no hace falta que lo admitas en voz alta. ____ Se acomoda mejor, sube los pies a la cama y se sienta en postura de indio mientras me observa sonriente.

____ No bromees con eso, estamos hablando de mis sentimientos. ____ Espeto.

____ Lo siento, ____ Se excusa. ____ lo que quiero decir es que, es comprensible que te sientas así. Estoy segura de que el capitán y tú han compartido muchas cosas juntos y has llegado a conocerlo mejor que el resto de los reclutas, además, es guapo, muy guapo, es inteligente, y aunque es un amargado de mierda, contigo se porta diferente.

____ ¿Diferente cómo? ____ Me intereso.

____ He visto cómo te observa, hay un brillo distinto en sus ojos cuando te mira, Clara, el mismo que tenías tú el domingo pasado cuando casi te conviertes en papel mojado cuando te tocó el rostro.

En compañía de nuestros miedos (Bilogía Miedos - Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora