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Narra Clara.

El corazón se me quiere salir del pecho ante la escena que tengo frente a mis ojos. En el espacio amplio de lo que parecía ser un valle, un gigantesco edificio de al menos cinco pisos ha colapsado por completo debido al derrumbe de la montaña que lo ha arropado casi en su totalidad, y se ha llevado consigo unas cuantas cuadras a la redonda con todo y las maquinarias de alrededor y creo que hasta algunas viviendas. Esto es horrible.

Nos encontramos como a quince metros de todo el caos y podemos ver perfectamente toda la destrucción que ha alcanzado a este lugar.

Mi atención se dirige por inercia a los sacos de plásticos con etiquetas rojas, están organizados en el suelo perfectamente alineados, uno junto al otro, ¡No puede ser! Son cuerpos, son personas muertas.

Un grito ahogado sale de los labios de Ru que se encuentra justo a mi lado, y las demás chicas y yo no podemos ni movernos. Hay al menos doce bultos en el suelo en los que sabemos que ya no hay esperanza. También hay muchos heridos, la sangre corre por mucho de los rostros que se pasean en medio del caos.

Continúa lloviendo con la misma intensidad, pero aun así hay decenas de rescatistas alrededor intentando sacar a los trabajadores atrapados en el lugar desde donde se escuchan gritos ahogados a través de los espacios libres de escombros o de tierra.

También hay soldados moviéndose de un lado a otro organizando a los que han podido salir, y encargándose de los civiles de los alrededores, entre ellos de algunos familiares. Muchos gritan desorientadamente ante la situación de que un ser querido se encuentra atrapado en ese horrible lugar, o peor aún, que esté muerto.

Nunca había visto tanto caos y desesperación en un mismo sitio. Las manos me tiemblan, no sé qué hacer o por donde debería moverme. Hay tanto dolor en los gritos de aquellas personas que esperan a que sus familiares se encuentren en buen estado, que empiezo a adsorber su sufrimiento y su desesperación, no puedo despegar la vista de toda la catástrofe que tengo delante, tampoco controlo las lágrimas que se escurren por mi rostro sin control, esto es mucho peor de lo que imaginé.

____ Ven conmigo. ____ Siento una mano que me arrastra hasta detrás de uno de los autobuses en los que hemos venido, evitando que pueda ver el desastre que ha causado el derrumbe.

____ ¿Estás bien? ____ Me pregunta tomando mi rostro entre sus manos y escudriñándome con sus hermosos ojos cafés muy atentos.

____ ¿Daniel? ____ Logro soltar entre sollozos.

____ Todo estará bien, ven aquí.

Me toma por la espalda con una mano y acuna mi cabeza en su pecho con la otra, cubriendo mi cuerpo con el suyo, proporcionándome un escondite, un lugar seguro en donde pueda huir de la realidad tan aterradora que acabo de ver.

____ Hay, hay muchas personas sin vida, mu..mucha gente ha, ha muerto, Daniel, mucha gente está sufriendo ahí.

Mis palabras salen ahogadas por el miedo, nunca había visto tanto dolor y destrucción en un mismo lugar.

____ Lo sé, hermosa, pero necesito que seas fuerte, esas familias necesitan un poco de esperanza, y solo nosotros podemos dársela rescatando y auxiliando a los que aún continúan con vida.

Es cierto, debo calmarme y pensar.

¿Qué estoy haciendo? Este es mi trabajo, y yo estoy perfectamente bien, son esas personas las que necesitan ayuda, y lloriqueando como una niña de dos años no voy a resolver nada, tengo que ser fuerte, el miedo solo puede asustarme, no puede hacerme nada más. Puedo hacer esto, tengo que hacerlo, solo espero que mi cuerpo coopere.

En compañía de nuestros miedos (Bilogía Miedos - Libro 1)Where stories live. Discover now