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Narra el capitán.

3/2/2018

____ ¡Vamos, levántate! Eres mejor que esto, ¿Por qué no le demuestras a ese imbécil de lo que eres capaz? ¡Levántate!

Tenía tres costillas fracturadas y el puente de la nariz roto, el combate cuerpo a cuerpo era mi fuerte, pero perdía ventaja cuando mi oponente medía un metro noventa y tres, y su reserva de músculos ascendía a los más de treinta kilos, sin contar los años de experiencia, ya que era un veterano de la agencia con diez años de estar en el programa, y yo apenas llevaba un mes.

____ ¡Vamos, Daniel! Aplica lo que te he enseñado.

Wilson era mi entrenador, también el de algunos más, pero era más exigente conmigo, decía que yo portaba algo que los demás no poseían. Menuda porquería aquella. De todas las cosas que desee durante ese combate, una de ellas era que su fastidiosa voz dejara de resonar en mi cabeza, ya me tenía harto.

____ Ríndete ya, princesa, o terminarás en el hospital sino lo haces. ____ Sentenció mi oponente.

____ ¡Cállate Mario! ____ Le gritó Wilson.

La cabeza me daba vueltas, cada cierto tiempo me subían arcadas desde el estómago y la visión empezaba a fallarme debido a la hinchazón de mis parpados, sin embargo, no sentía ningún tipo de dolor, no sabía cómo llamarle a lo que estaba pasando, pero llevaba casi una hora recibiendo golpes de mi oponente y era incapaz de rendirme.

Wilson le llamó el efecto-muerte.

Mis piernas no respondían y estaba prácticamente ciego, pero de alguna manera logré ponerme de pie, tuve la fuerza necesaria para volver a retar al grandulón frente a mí, quien me recibió con varios puñetazos más y volvió a tirarme al suelo, pero solo tardé siete segundos en volver a ponerme de pie.

____ No puedo seguir con esto Wilson, ¿Por qué no le dices a tu niñita que se rinda de una buena vez? Terminaré matándolo si no lo hace.

Una larga carcajada salió de mis labios hinchados sorprendiendo a todos los que estaban en el lugar.

____ ¿Y ahora que te pasa? ____ Inquirió mi oponente acercándose a mí.

¿Qué me pasaba? Ni yo mismo lo sabía.

Aproveché el momento en el que el idiota se distrajo y ataqué su tráquea de un golpe limpio dificultando su respiración, aprovechando que sujetaba su garganta con ambas manos le reventé la nariz de un puñetazo, y con un golpe en la entrepierna terminé poniéndolo de rodillas. Me permití mirarlo a los ojos y una sonrisa maliciosa decoró mis labios.

Era mi turno.

Le golpeé el rostro, un puñetazo detrás de otro, el siguiente con más fuerza que el anterior, dejando salir todo mi dolor, mi ira y las lágrimas que no pude derramar, no paré hasta que quedó tendido en el suelo y la sangre se escurría de su piel.

Lo observé por unos segundos esperando que se pusiera de pie, pero no lo hizo, así que salí del ring a paso lento, cojeaba y me sangraba la frente y la nariz. No dije una sola palabra, no había nada que decir, simplemente me dirigí a la enfermería con la poca fuerza que me quedaba.

____ ¡Azrael! ____ Gritó Wilson desde una esquina del ring, no me giré para verlo, pero detuve el paso. ____ Será tu nombre a partir de ahora. ____ Declaró riendo a carcajadas.

Presente.

Llevo lo que parece una eternidad recostado en el pasto observando las múltiples alineaciones de estrellas en el cielo. Tengo muchas cosas mejores que hacer en este momento, como ir a partirle la cara al idiota de mi primo por no decirme lo de la carta de reclutamiento, pero no he podido levantarme, y no es debido a los golpes, debo aclarar.

En compañía de nuestros miedos (Bilogía Miedos - Libro 1)Where stories live. Discover now