CAPÍTULO 27

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Alessa Williams⬆️

"Buenas noches, mi amor"

ADRIEN

Verla recostada en la cama, emana una paz que me envuelve. No puedo evitar reflexionar sobre el sufrimiento que debe haber atravesado para llegar a ese estado, con el corazón destrozado por lo ocurrido con su padre. A veces me pregunto por qué aún lo sigue queriendo, aunque ella lo niegue. En lo más profundo de sus sentimientos, sé que lo anhela y busca la aprobación que él muy hijo de puta nunca le dará.

Es triste cómo, incluso siendo mayor, estas situaciones pueden afectarnos. Reconozco que tiene muchos traumas, pero también soy consciente de su fortaleza. Sé que saldrá de esto como una verdadera guerrera.

Me siento a su lado y, de manera instintiva, acaricio su rostro, considerándolo lo más hermoso que haya tenido. Su rostro angelical, su corazón noble, su alma... son tan puros que temo ser capaz de consumirlos.

Recuerdo vívidamente cuando ayudó a un niño de la calle y lloró en silencio mientras ofrecía su ayuda. «Yo se lo duro que es vivir en las calles.» Sus palabras aún resuenan en mi mente.

Las personas llevamos una doble personalidad, una que mostramos al mundo y otra que ocultamos en lo más profundo de nuestro ser para evitar el juicio y el dolor. En su caso, una personalidad fuerte, arrogante y empoderada que siempre muestra, y otra más vulnerable y llena de bondad que esconde para protegerse.

Megan estaba dormida, tuvimos que sedarla ya que no paraba de llorar y de repetir que su papá la haya golpeado. Estaba en estado de shock, y la idea de tenerla cerca de ese hombre me disgusta profundamente.

Necesito salir de aquí.

― ¿Crees que haya una salida que no dé al jardín y donde nadie nos vea?― le pregunto a Liana, su rostro muestra preocupación, sentada en el pequeño sofá frente a la cama.

― Ahora que lo mencionas, sí, por la cocina. Los autos están estacionados al otro lado de la casa, nadie podrá verlos.

― Perfecto.― La tomo en mis brazos y la acomodo.― No pienso quedarme un minuto más cerca de ese hijo de puta.

― Es lo mejor.

Abro la puerta y salimos al pasillo, atravesamos la cocina y salimos al aire libre. Respiro hondo el aire puro y veo los autos a lo lejos.

― Me quedaré un rato más aquí, sería de mala educación irme ahora.

― Entiendo.

― Cuídala, por favor.― me pide.

― Siempre.― La miro mientras la sostengo en mis brazos.

Camino por el pequeño jardín.

― Adrien...― susurra, aún con los ojos cerrados, sigue dormida.

― Descansa, pequeña.

Entro al coche y la coloco en el asiento del copiloto. Ajusto el asiento para que esté más cómoda. La tela de su vestido se sube, revelando sus hermosas piernas. «Lo que me gustaría hacerte, se que te encantaría.» Alejo esos pensamientos y cierro la puerta, subo al auto y me pongo al volante.

Minutos después, llegamos al departamento. La cargo de nuevo en mis brazos, la dejo en la cama, le quito los zapatos y el vestido. Me desnudo, me ducho y me pongo ropa interior, luego me acuesto en la cama y la acomodo a mi lado, con su cabeza cerca de mi pecho.

Le doy un beso en sus labios carnosos.

― Buenas noches, mi amor.

MEGAN

Contrato sin amorWhere stories live. Discover now