CAPÍTULO 23

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Luis⬆️

"Adiós, pequeña..."

MEGAN

Dos semanas habían pasado desde la intensa discusión con papá, y procuraba evitar encontrármelo en la medida de lo posible. A lo largo de la semana, la rutina transcurría con normalidad: trabajaba durante el día, acompañada por Adrien, quien se instalaba en un pequeño sofá de mi oficina con su portátil. El fin de semana lo dedicamos a explorar lugares turísticos del país.

Aunque íbamos a saludar a mi mamá y a Dulce, no dormíamos en su casa; preferíamos quedarnos en mi departamento.

Durante nuestra visita, mamá y Dulce se habían vuelto buenas amigas. Optaron por quedarse en la casa de mamá, argumentando que nos querían dar privacidad a Adrien y a mí. Por otro lado, Liana se excusaba diciendo que amaba la comida de mamá y que sería cruel separarse de ella.

Al llegar temprano a la oficina esta mañana, con la intención de avanzar en algunos informes pendientes, percibí su presencia detrás de mí. Al girar, me encontré con Adrien, con una sonrisa encantadora en su rostro.

Antes de que pudiera llegar a mi escritorio, sus manos envolvieron mis muñecas, atrayéndome hacia él. Su calor traspasaba mi ropa, y mi corazón latía con fuerza. Su aliento cálido acariciaba mi cuello mientras una de sus manos descendía suavemente por mi espalda baja.

Un gemido escapó de mis labios, pero sabía que debía detener esto. Estábamos en la oficina, y había trabajo por hacer. Le di un rápido beso y lo aparté suavemente, a pesar de los deseos de mi cuerpo.

― Lo siento, tengo que trabajar.― dije mientras intentaba avanzar, pero él me impedía con firmeza, agarrándome de una muñeca.

― Será solo un momento.― insistía mientras me atraía hacia él.

― No, debo trabajar, debes entenderlo.― respondí.

― Esta mañana no hicimos nada", dijo con un puchero, soltándome lentamente.

La tentación era abrumadora. Sus labios se veían irresistiblemente suaves, y el deseo en sus ojos me hacía perder la razón. Casi me dejé llevar, pero la responsabilidad me recordó la reunión importante que tenía esa misma tarde.

― No puedo, pero casi me convences.― reí y le di un beso suave en la mejilla antes de liberar mis muñecas.

― Está bien, te dejo trabajar.― dijo con una sonrisa traviesa.― Pero no puedo prometer que no volveré a distraerte.― mientras se sentaba en el sofá y sacaba su laptop del maletín.

Me alejé de él, inhalando profundamente mientras me dirigía a mi escritorio. Sin embargo, no pude evitar sentirme un tanto excitada por el contacto, sabiendo que necesitaría una gran concentración para hacer algo de trabajo ese día.

Hojeando documentos sobre cuentas y balances, encendí mi MacBook para revisar correos electrónicos importantes. De repente, alguien tocó la puerta de mi oficina, interrumpiendo mi concentración. Era extraño, ya que no esperaba visitas aparte de la reunión programada para más tarde.

Presioné el botón en mi escritorio para abrir la puerta sin levantarme.

― Adelante.― hablé sin apartar la vista de la pantalla.

― Con permiso.― Era él...― Megan, me gustaría hablar contigo.

― No tengo nada que hablar con usted, Señor Mendoza. Retírate.

― Por favor, Megan, debes dejar el pasado atrás. Aunque no lo creas, he cambiado. Ya no soy la misma persona.

De reojo, noté la expresión de confusión en el rostro de Adrien. Era evidente que este individuo no se había percatado de su presencia.

Contrato sin amorWhere stories live. Discover now