CAPÍTULO 14

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"Lo siento"

MEGAN

Verlo allí, parado en medio de la habitación, con su rostro reflejando preocupación mientras me miraba fijamente, hizo que mi corazón comenzara a latir desenfrenadamente. En ese momento, una oleada de remordimiento me invadió, recordándome las palabras hirientes que le había lanzado esta mañana y la manera fría en la que había terminado nuestra llamada anoche. Gracias a el aun estaba viva.

― Muñeca, ¿estás bien?― preguntó mientras se acercaba, tomando mi mano y depositando un beso en mis nudillos.

― Sí, sí lo estoy. ¿El doctor te explicó mi situación?― inquirí.

― Sí, el doctor me explicó. ¿Por qué no has estado alimentándote correctamente?― preguntó Adrien, preocupado.

― Es el trabajo, eso es todo.― respondí evasivamente.

Adrien frunció el ceño, claramente insatisfecho con mi respuesta.

― Deberías darte unas vacaciones. Necesitas descansar, relajarte y cuidar de ti misma.― sugirió con voz suave pero firme.

Hice una pausa, reflexionando sobre sus palabras.

― Lo pensaré.― respondí.― ¿No ha llegado nadie más?― pregunté.

Adrien negó con la cabeza.

― No.

Suspiré aliviada. Necesitaba un momento para hacer algunas llamadas telefónicas urgentes.

― Bien, entonces necesito hablar por teléfono. Por favor, necesito que me prestes tu móvil, hacer unas llamadas.― pedí.

Adrien sacó su celular de su bolsillo y me lo entregó sin dudarlo.

― Estaré afuera para que hables a gusto.― dijo, encaminándose hacia la puerta.

Inmediatamente, sentí la necesidad de pedirle que se quedara a mi lado.

― No es necesario, puedes quedarte.― le dije, señalando el espacio vacío junto a la cama.

Adrien tomó asiento a mi lado sin dudarlo, su presencia reconfortante.

Marqué el número de Dulce, mi nana, y ella contestó rápidamente.

― Hola.― se escuchó su voz al otro lado de la línea.

― Nana, soy Megan. Te llamaba para informarte que no podré ir a casa. Tendré que viajar por unos días, ya sabes, cuestión de trabajo.― mentí, sintiendo una punzada de culpa al engañarla.

― Está bien, mi niña. Suerte en el viaje.― respondió dulcemente.

― Gracias, Nana.― dije antes de colgar, sabiendo que había decepcionado su confianza.

Luego, marqué el número de Liana. Ella contestó, pero parecía no hablar. Decidí romper el silencio y hablar primero.

― Liana, soy Megan.― dije con cierta tensión en mi voz.

― Megan, ¿Qué pasó? ¿Estás bien?― se escuchaba su preocupación. ¿Será que ya se había enterado que estaba en el hospital?

― Escúchame, saldré de viaje de negocios, es algo repentino.― dije tratando de mantener la calma.

― ¿Cómo? ¿No estás en la oficina?― preguntó, interrumpiéndome.

― No, ya estoy en el aeropuerto. Estaré fuera solo unos días, así que quiero que te hagas cargo de la empresa mientras tanto.― le expliqué, esperando que aceptara sin hacer demasiadas preguntas.

Contrato sin amorOù les histoires vivent. Découvrez maintenant