CAPÍTULO 6

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"¿Qué tramas pequeña Demonia?"

MEGAN

Después de salir del Orfanato, Matt me abordó con una pregunta amable:

― Señorita, ¿Cómo está?

Respondí cordialmente: 

― Estoy bien, Matt. Gracias por preguntar.

Matt abrió la puerta del camión y me mostró todo lo que había pedido: medicinas, ropa, alimentos y juguetes.

― Excelente.― dije.― Necesito que lleven todo esto a la bodega, y aquí está el pago.― Entregué un sobre con dinero a Matt.

Matt aceptó el sobre y respondió: 

― Claro, lo enviaré todo. Es un placer trabajar con usted, Señorita.

― Gracias, Matt.― le dije mientras estrechábamos la mano.

Luego, me dirigí hacia donde estaba la madre superiora y el acosador, quien no dejaba de mirarme fijamente.

― Bueno Madre, aquí están las donaciones.― dije

La madre superiora agradeció mi contribución y se dispuso a acompañar a los encargados que estaban cargando las donaciones.

Mientras tanto, me quedé a solas con el acosador, quien me miraba con una sonrisa sincera. A diferencia de antes, no parecía estar actuando de manera malintencionada. Sin embargo, traté de mantener mi distancia y seguir a la madre superiora para evitar cualquier situación incómoda.

Noté que él me seguía de cerca, tratando de mantener el ritmo de mis pasos. De repente, me sorprendió al hacer la pregunta que más temía.

― ¿Haces donaciones aquí?― preguntó con curiosidad.

Traté de ocultar mi incomodidad, pero no pude evitar sentir que mi privacidad estaba siendo invadida. Respondí con una voz fría y distante:

― Eso no es de tu incumbencia.

Desde siempre, había mantenido mis donaciones en completa privacidad, únicamente la Abadesa y Matt, el encargado de recolectarlas, estaban al tanto. Pero ahora, parecía que había una tercera persona que se había entrometido: el acosador.

― Entonces, ¿Qué te trae aquí? No creo que necesites adoptar a un bebé, ¿verdad?

Me daban ganas de gritarle que dejara de seguirme, que me dejara en paz. Su presencia me resultaba irritante y me incomodaba profundamente.

Finalmente, llegamos al lugar donde se encontraba la madre superiora. Yo estaba deseando marcharme, la verdad, porque ya no soportaba más la compañía de ese hombre.

Me acerqué a la madre superiora para comunicarle mi decisión:

― Madre. Me temo que tengo que irme.

― ¿Cómo? ¿No te quedarás un rato más?― preguntó la abadesa.

― No, madre. Se está haciendo tarde y no me parece adecuado hacer esperar a mi Nana.― intenté buscar una excusa convincente.

― Bueno... Pensé que podrías quedarte un rato más, ya que en unos minutos vamos a cenar. Me gustaría que te quedaras un poco más de tiempo... Claro que el señor Williams también está invitado.― dijo, dirigiéndose al hombre en cuestión.

Por un lado, tenía muchas ganas de irme, pero por otro, no quería rechazar la invitación que me hacía la madre superiora, aunque eso significara aguantar al acosador.

Contrato sin amorWhere stories live. Discover now