CAPÍTULO 9

567 63 5
                                    

"Es curioso verte tan inquieta en mi presencia"


Decir que mi corazón latía con fuerza se quedaba corto con las mil emociones que me estaban pasando en este momento. Sentía mariposas en el estómago y mi mente era un torbellino de pensamientos y emociones. Me encontraba sentada en el asiento del copiloto del coche de mi mejor amiga Liana, quien me miraba con preocupación mientras yo trataba de mantener una sonrisa nerviosa en mi rostro.

Las palabras que había pronunciado Adrien momentos antes resonaban en mi cabeza como un eco. "Quiero llevar esto a otro nivel". ¿Qué significaba eso? ¿Qué era lo que realmente quería? Sentía un nudo en mi garganta al pensar en las posibles respuestas. Me gustaba Adrien, no lo podía negar. Era un chico muy atractivo, con un buen físico y una altura imponente. Además, parecía provenir de una buena familia, lo que sumaba puntos a su favor.

El beso que me había dado unos minutos antes me había dejado en las nubes. Nunca nadie me había besado así antes, con tanta pasión y ternura a la vez. Pero a pesar de todo, mi miedo a que me lastimaran como la última vez me impedía abrir completamente mi corazón. No quería enamorarme y mucho menos salir herida.

Pero a pesar de mi miedo, no podía negar lo que sentía por Adrien. Su beso me hizo especial y  viva. Esta era mi primera cita desde hacía mucho tiempo. ¿Sería él la persona indicada para abrir mi corazón? ¿O me llevaría a la misma decepción del pasado? No lo sabía.

Observé a Liana, quien manejaba como una frenética, claramente emocionada por la cita. Ella siempre había sido más abierta a todo y aún más cuando se trataba de amar. Era valiente, todo lo contrario a mi, que me detenía el temor a volver a sufrir. La había visto llorar por amor en más de una ocasión, pero ella siempre seguía adelante, con la cabeza en alto y el corazón abierto. Yo, en cambio, era una cobarde. No quería salir lastimada otra vez, por eso era difícil para mi abrirme completamente a alguien.

Flashback

No podía evitar sentir la rabia y la impotencia que sentía hacia ese chico que había lastimado a mi amiga. Me preguntaba cómo alguien podía ser tan cruel y egoísta como para dejar a alguien de esa manera, sin explicación y sin darle el respeto que merecía.

― Me dejó como un cobarde. Solo me dejó un maldito mensaje diciendo que no podía seguir conmigo y que lo perdonara. Hoy lo vi paseando con su nueva novia por todo el instituto.― Decia con los ojos llorosos y la voz temblorosa, ella se secaba las lágrimas con su suéter, y esto solo lograba que pareciera más frágil y necesitada de consuelo.

Estábamos sentadas en el pasillo de la facultad y los estudiantes nos miraban de manera extraña. A pesar de ello, no me importaba lo que los demás pudieran decir. Ella estaba delante de mí, abierta y contándome cómo su relación anterior la había afectado, lo que me hacía sentir su dolor y querer llorar junto a ella.

Sin embargo, sabía que no podía hacer nada para cambiar lo que había sucedido. Lo único que podía hacer era estar allí para mi amiga, para ayudarla a superar su dolor y a seguir adelante. Y eso es exactamente lo que estaba decidida a hacer.

La atraigo hacia mí y la abrazo sin decir nada. Ella solloza sin cesar, y yo no encuentro las palabras adecuadas para este momento tan emotivo. Mi garganta se siente apretada y no puedo hablar. Pero no hace falta. Nuestros cuerpos hablan por nosotras, transmitiendo el consuelo y el apoyo que tanto necesitamos en este momento difícil.

Comencé a reflexionar sobre nuestra amistad y lo mucho que había crecido en estos dos años. Recordé la primera vez que la conocí, en una clase de literatura, donde ella había dicho algo que me hizo reír y me hizo sentir cómodo en un ambiente nuevo y desconocido.

Contrato sin amorWhere stories live. Discover now