Capítulo 22. Vivo

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—¡No! ¡Por favor dios no me hagas esto! —decía entrecortadamente en medio de un fuerte llanto. —¡No puedo hacer esto sin él!

El plan funcionó. Kai quedó atrapado entre el acantilado y una horda de come hombres sin escapatoria. Ni siquiera era necesario rectificar aquello. No había manera de salir vivo de eso.

Pero con él, Katsuki había caído, la mayor parte del equipo estaba ahí, presenciaron cada segundo de la explosión, el sonido del puente estrellándose contra las aguas rápidas del río, el llanto de Izuku, la risa de Kai.

Cuando todos comenzaron a ponerse en pie, por fin consientes de lo que acababa de suceder, Camie tapó su boca con las dos manos, intentando ahogar su propio llanto, Denki corrió hacia su hermanito en el suelo, siendo abrazado por Kirishima que parecía a punto de colapsar también.

Nadie podía creerlo.

—¡Nooo~! —sollozaba Izuku contra el pecho de Denki, justo antes de removerse para correr hacia la orilla del acantilado.

Inasa fue el primero en reaccionar, hecho a correr detrás del peli verde y apenas lo alcanzó del codo cuando este, cegado por las lágrimas, casi se resbala en la orilla.

—No está —dijo primero, casi jalándose contra el vacío.

—No puedes hacer esto —lo detenía Inasa, usando su propio peso para llevarlo hacia atrás.

Pero Izuku estaba seguro de lo que vio. Solo madera, no estaba Katsuki.

—Hay que buscarlo, si cayó en el agua debe estar muy herido, ¡tenemos que buscar!

El equipo completo no pudo bajar, apenas pudieron hacerlo algunos cuantos, la mayoría estaba herido de alguna manera por la onda de la explosión y muchos otros, como Aizawa, necesitaban ayuda, además también había que llevar a los omegas rescatados al campamento. Solo bajaron Kirishima, Inasa, Rody, Tokoyami, Denki e Izuku.

Kirishima tuvo que pedirle a Denki que en lugar de concentrarse en la búsqueda se mantuviera cerca de Izuku. Si encontraran o no a Katsuki la situación podría salirse fácilmente de control.

Pero no importó cuanto buscaron, ni cuanto caminaron río abajo, no estaba, no había cuerpo, no había ni siquiera un indicio, él simplemente desapareció. Buscaron hasta que llegó el anochecer, y cuando el sol se ocultó, ya estaban muy cerca de la costa, ahí encontraron el cinturón de Katsuki.

—No podemos detenernos —insistió Izuku —Podría estar malherido.

—Volveremos mañana —le dijo Kirishima, convencido también, de que aún había esperanza.

Mañana, y el día siguiente, y el que le siguió a ese. Katsuki no apareció.

La resignación tuvo que llegar, cuando fue imposible cruzar el río de nuevo porque del otro lado había caminantes. Varios de ellos entraron a los rápidos, motivados por la carne fresca del otro lado del río, y fueron arrastrados por la corriente hasta el mar, de la mayoría su cuerpo se deshizo a tal nivel que apenas encontraban algunos restos en las orillas.

—Si Katsuki sobrevivió a la caída, seguro lo mató el agua —dijo Inasa al atardecer del tercer día.

Fue doloroso, pero hubo que aceptarlo.

Convencidos de aquello, Kirishima dio permiso para plasmar en el muro de la escuela, el más cercano a la entrada, los nombres de la gente que perdieron.

—No podemos hacer un funeral, honraremos lo que hizo por nosotros, recordándolo siempre.

Fue Kirishima quien esculpió el primer nombre, justo en el centro, con el tiempo comenzaron a aparecer muchos otros nombres, Hagakure, Ojiro, Ochako, Tsuyu, Ryuko, Tomoko, Kamihara, y muchos más. Padres, hermanos, amigos, todos los que necesitaban dejar ir a alguien, del que no se pudieron despedir, llenaron poco a poco el muro con sus nombres. En el centro, figuraba en letras grandes el nombre: "Katsuki".

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