Capítulo 6. Persecución

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Cuando Shinso despertó lo hizo absolutamente solo en la enfermería, unos 3 días después. El pánico de no saber en donde estaba junto al aturdimiento que le causó el seguir con vida cuando estaba seguro que iba a morir, no le permitieron moverse ni un poco. Permaneció estático por varios minutos mirando el grisáceo techo hasta que por fin se dio valor. Miró a un costado, apenas girando las pupilas, luego al otro, solo había luz viniendo desde una lámpara a lado de la cama sobre la que estaba, con esa tenue iluminación pudo visualizar el mobiliario típico de una clínica.

Él se levantó muy lentamente, hasta estar sentado sobre la delgada colchoneta, las preguntas comenzaron a bombardear su cabeza.

¿Dónde estoy? ¿Qué es este lugar? ¿Dónde está Yami?

Quiso girar el cuerpo para bajar de la camilla pero no pudo, estaba increíblemente entumido y le dolían los huesos, pero sobre todo, le pesaba la pantorrilla. Tomó con sus dos manos su rodilla e intentó levantar la pantorrilla herida pero sus brazos tampoco tenían fuerzas.

Un fuerte sonido detrás de la puerta le hizo saltar en su lugar, un escalofrío le recorrió todo el cuerpo, los vellos se le erizaron, sentía el estómago vacío y al mismo tiempo pesado, iba a vomitar. Tenía miedo. Su cuerpo no reaccionaba y algo se acercaba por la puerta, no había suficiente luz, no había rastros de su arco ni nada que tuviera a la mano que le ayudara a defenderse.

Comenzó a respirar muy rápido y a sudar frío, cuando la puerta comenzó a rechinar por que, lo que sea que estaba del otro lado, estaba abriendo, de repente, el aire se le atoró en la garganta y el pecho se le apretó. A sus pulmones dejó de pasar el oxígeno.

Izuku, que fue quien entró por la puerta, lo miró, alegre en primer lugar y se espantó al ver su rostro rojo y sudoroso.

-Oye, ¿estás bien? -el peli verde corrió a su lado y puso la mano en la espalda del alfa -Tranquilo, respira -le hablaba despacio mientras liberaba su aroma a chocolate intentando tranquilizarlo.

El alfa tomó con sus dos manos su propio cuello desesperado por respirar.

-Calma, todo está bien.

Shinso miró a esos enormes ojos verdes e intentó con todas sus fuerzas concentrarse en el aroma del omega. Estaba bien, estaba vivo y alguien vivo entró por la puerta, no era un muerto y no estaba muerto.

Unos minutos después su pecho se relajó y pudo respirar con normalidad. Cuando se destensó sus extremidades le respondían ahora, la pantorrilla aún le pesaba un poco pero ya sentía los pies.

El omega le sonrió. -¿Ya pasó?

Shinso suspiró. -Si, estoy bien, gracias.

Izuku se puso en pie y se acercó hasta la mesilla a un lado de la cama, el alfa lo miró todo el tiempo hasta que regresó con un vaso de agua y se lo tendió. Shinso bebió agradecido, no había notado lo seca que estaba su garganta hasta beber el primer sorbo.

Mientras él se acababa el vaso, Izuku volvió sobre sus pasos hacia la puerta para prender la luz. Entonces el peli morado pudo comprobar que, efectivamente, estaba en una clínica.

-¿Qué sucedió?

El peli verde le sonrió. -Todoroki te sacó la bala, está sanando muy bien, pero está tomando un tiempo. Dormiste por tres días y nos estaba preocupando que tomara más tiempo, pero parece que tu cuerpo solo quería descansar. Tokoyami también durmió un día entero, allí -le señaló la camilla a lado suyo.

-¿Dónde está él?

-Creo que estaba... ayudando a destripar un ciervo. Es buen cazador, dijo que tú eras mejor que él.

ApocalipsisWhere stories live. Discover now