Capítulo 10. Sobrevivir

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Cuando abrió los ojos estaba oscuro, tanto había sido el cansancio que no se dio cuenta en qué momento se quedó dormido. Se talló los ojos y miró al techo gris.

Una pequeña habitación de 2x3 metros al fondo de una joyería, es lo que había conseguido la noche anterior, debía ser algo como una sala de descanso porque había una mesa con varias cosas y un par de sillas, pero nada más. No entraba luz, pero estaba seguro que era de día, primero porque, aunque no había ventanas, la luz que se filtraba debajo de la puerta le dejaba ver algo mejor que la absoluta oscuridad de hace una horas, y segundo, gracias a su reloj que todavía funcionaba.

Miró a un costado, sonrió.

Izuku estaba recostado a un lado, usando su mochila como almohada y en una posición que parecía bastante incomoda, pero dormido.

Katsuki se incorporó, estiró los brazos hacia arriba y su columna tronó repetidas veces. Buscó su propia mochila y tomó un sorbo de agua para pasar el sabor amargo de su boca.

-¿Ya es de día? -preguntó el omega, aún recostado, con la voz ronca.

El alfa volteó la mirada. -Eso creo.

Izuku se incorporó a su lado y sin que se lo pidiera, Katsuki le dio la botella de agua. Bebió un poco y se espabiló.

-¿Lograste dormir? -le preguntó, arreglando un poco los rizos revueltos.

Katsuki hizo una mueca antes de responder. -Eso creo, un par de horas supongo. ¿Qué tal tú?

-Creo que sí, pero desperté varias veces -le dijo mientras se sobaba el hombro izquierdo.

-¿Aún te duele?

Izuku movió la cabeza afirmativamente. -Algo.

El rubio volteó el cuerpo hacia él y le sobó hasta el omóplato. La lesión ya tenía más de un mes, no era grave pero estaba sanando muy lento.

Katsuki suspiró. Aún recordaba bien lo sucedido. Habían tomado prestada la motocicleta de Rody para buscar suministros rápidamente, cuando demasiados zombies aparecieron por doquier. En su regreso, la moto ya había causado que un montón de muertos, guiados por el ruido, comenzaran a aparecer por los callejones, hasta que uno les provocó girar tan bruscamente que perdieron el control.

Chocaron a gran velocidad contra un auto estacionado por ahí. Izuku, que intentó saltar del vehículo antes del impacto, cayó de la moto y aterrizó sobre su hombro izquierdo. Después de reincorporarse Katsuki volvió por él y continuaron corriendo aprovechando que muchos zombies se desviaban por la alarma del auto. Ahí perdieron la moto.

No fue hasta que estuvieron lo suficientemente lejos que Katsuki se dio cuenta del modo en que el omega se sujetaba el brazo izquierdo. El hombro se le había salido. Él casi lloró por el grito que Izuku dejó salir cuando se lo volvió a colocar.

Tal vez fue más que la dislocación porque el músculo aún le dolía, tal vez por la brusquedad o por el mal cuidado, pero más de un mes después le seguía causando molestias.

Katsuki lo vio con atención, aún con la escasa luz en la habitación notaba claramente las ojeras debajo de los verdes ojos del omega, su piel había perdido su tono original y estaba algo bronceado, sus rizos estaban más rebeldes que nunca y la ropa que traía no le quedaba bien porque no siempre tenían tiempo de buscar la talla correcta.

-Vamos -le dijo antes de levantarse.

Izuku le siguió.

La calma era escasa, y mantenerla, era difícil.

Sobrevivir no era sencillo.

Después de andar con suerte los primeros meses de la infección, vivir en carretera resultaba un reto muy difícil de afrontar. Mantener con vida a 8 personas mientras al mismo tiempo te preocupa no morir, era estresante y agotador a niveles inimaginables.

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