Capítulo 15. Detnerat

815 118 25
                                    


Despertó cerca de las 6 de la mañana con un fuerte susto, alguien le tomó del hombro con fuerza y, tras el trauma resiente de soportar un par de días encerrado en la azotea de la prisión rodeado de caminantes, Kirishima estuvo a punto de gritar, de no ser porque Katsuki le cubrió la boca lo hubiera hecho y, de paso, hubiera despertado a todo el mundo.

Después de una breve explicación, él e Inasa se prepararon, Izuku bajó del segundo piso después de haber dormido solo unas 4 horas, pero parecía listo para lo que sea. Fue el peli verde quien les explicó todo mientras cruzaban las alcantarillas, fue el peliverde quien les enseñó el camino y fue él, quien abrió un agujero en la malla del estacionamiento trasero más grande del centro comercial, ellos tres dirigieron la orda de unos 50 caminantes a Deika, pero jamás pensaron que las armas en el pueblo serían tan pocas que a los caminantes les dio tiempo invadir el perímetro.

Cuando el desorden comenzó y todo el mundo gritaba y corría por todas partes, ellos tres aprovecharon la distracción para escabullirse debajo de los camiones más alejados e ingresar a Deika sin ser vistos.

Katsuki tuvo que arrebatar una AK47 de las manos de otro alfa que no estaba atinando ni una sola bala gracias a su nerviosismo, al verlo, Kirishima y el resto buscaron hacer lo mismo. Con Rody e Inasa desde el techo de un camión y Katsuki, Sero y Kirishima desde abajo, retrocediendo mientras disparaban, entre los cinco con ayuda de Geten y algunos de sus hombres mejor entrenados, lograron frenar a los caminantes.

Una vez todos los cuerpos estuvieron en el suelo, Geten movilizó al resto de alfas para que quitaran los cuerpos del camino y se pudiera levantar de nuevo el pedazo de muro que se había caído.

Cuando el último caminante dejó el perímetro, Katsuki y todos los alfas que terminaron sin armas, esperaban a que alguien diera la cara para explicar lo terrible de la situación.

Era obvio que no solo el muro había demostrado no ser infalible, sino que la guardia de Re Destro estaba fallando. En cuanto se dio luz verde por el alto parlante, Izuku (que había vuelto a comprobar a los demás) y el resto salieron de la casa para correr al muro este, casi dos horas después de que cesaran los disparos.

La gente se aconglomeraba alrededor intentando averiguar qué había fallado, algunos alfas protestaban y otros no se atrevían a dar la cara. Katsuki miró a sus chicos en medio de toda la gente y asintió, esa era su señal.

Los chicos se dispersaron preguntando cosas como:

—¿Vieron algo? Hay mucha sangre, que horrible, pensé que estas cosas no pasaban en Deika —dijo Yuga al resto del grupo de omegas que trabajaban en la lavandería, mientras se abrazaba a sí mismo con evidente nerviosismo.

—¿Qué rayos se supone que fue eso? ¿Qué no había suficientes armas? —preguntó Inasa, en voz alta, en medio de un montón de alfas enojados.

Rody se unió a él, parado a un par de metros. —Vivimos más de 60 personas aquí, ¿cómo es posible que solo haya armas para unas 10 personas?

—Es cierto, —le siguió Camie desde el fondo, pero haciéndose notar gracias a su aguda voz —Se supone que Deika es seguro, pero ellos lograron entrar, si hubiera pasado por la noche habríamos muerto todos seguramente.

Entonces Koku, parado a lado de Re Destro y los demás, que ninguno había corrido en una impresionante muestra de valor (que no estaba sirviendo mucho), alzó la voz.
—Calma por favor, lo peor que podemos hacer ahora es...

Pero Izuku no lo dejó continuar, parado en las escaleras de la entrada de una casa cercana que le ayudó a ganar altura, no permitió que Koku pusiera calma.

—Desde que llegué, dijeron que Deika era seguro porque había muchos alfas, que ellos podían protegernos, ¡mintieron! ¡Solo algunos de esos alfas verdaderamente lo hicieron bien! —eso llamó la atención de gran parte de la población.

ApocalipsisWhere stories live. Discover now