treinta y ocho

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Es un día aburrido en la oficina

Y no porque no tenga mucho que hacer, sino todo lo contrario, pero es uno de esos días en los que preferiría estar acostado, mirando llover por la ventana, a que estar aquí mirando la pantalla de la computadora con un diseño a medio hacer

Ninguna idea llega a mi cabeza, desde hace tiempo, pero hoy parece que todo es más lento y pesado que de costumbre

Veo la hora desde el reloj rojo colgado en la pared, falta una hora para irme a mi casa, y sólo estoy deseando llegar y sacarme estos zapatos incómodos. Masajeo mi cien con dos dedos cuando veo llegar un mensaje de un escritor en las notificaciones, y cierro mis ojos para ni siquiera ver lo que dice

Siento dos pequeños golpes en la puerta de vidrio y subo mi mano sin mirar, indico que la persona entre porque seguramente es Nath la que está detrás del ventanal

-¿Ehhh...Villa?- escucho la voz de la pelirroja

-Voy a matarme, Nath

-Villa...

-Drácula quiere correcciones en la tipografía de nuevo, prometo que...

-Villa- siento otra voz y mis ojos se abren rápidamente

Subo mi cabeza con lentitud y veo a Clara parada al lado de una sonriente Nathalia, que me mira con nerviosismo y emoción al mismo tiempo

La pelirroja le murmura algo antes de guiñarme un ojo y salir de la oficina, y entonces yo me levanto de la silla

Clara se balancea sobre sus talones y sonríe un poco hacia mi; tiene el pelo un poco más largo de lo que recordaba, pero sus ojos brillan igual que siempre. Tiene algo entre sus manos envuelto en una bolsa, que deja en un estante cerca de ella antes de acercarse

-Hola- dice Clara y el golpe de mi corazón acelerado me aturde los oídos

Ni un segundo me detiene de atraerla hacia mi y sentir ese calor contra mi pecho que me hace apretarla más entre mis brazos. Su olor dulce y avainillado llega a mi nariz y las caricias en mi espalda amenazan con derrumbarme frente a ella, pero no lo hago

-Te extrañé- le digo bajito y ahora es la castaña la que refuerza su agarre

-Yo también te extrañé- responde y suspira para de dar un paso hacia atrás

No sabemos que decir cuando nuestros ojos no se despegan, entonces ella larga una pequeña risa que me contagia

-No sabía que estabas aquí- digo yo- ¿Cómo estuvo Sevilla?

Su luz se vuelve un poco opaca pero aún así sonríe

-Pues...bien, increíble, la ciudad es muy bella y las reuniones salieron muy bien, así que comenzaré en unos días a trabajar con ellos

-Me alegro mucho, Clari

Y en verdad no lo hago

-No sabía que estabas aquí- confieso

Y podríamos habernos visto, pienso

-Llegué hace dos días, vine a buscar mis cosas y a despedirme, me voy mañana a la tarde

Viene a despedirse

Mierda

-Así que te vas- murmuro con un gusto amargo en la garganta

Clara asiente con su cabeza y frunce sus labios

-No quería irme sin despedirme de ti, después de todo por lo que pasamos, eres muy importante en mi vida, y siempre lo serás

Hanami - Juan Pablo VillamilWhere stories live. Discover now