Llego a la oficina con un cansancio supremo, no he podido dormir ni siquiera dos horas seguidas en toda la noche. Tiro mi mochila al piso y me siento en mi silla al son de un suspiro
Como si fuera peor, el dolor de cabeza me está matando
Y es que hoy estaba pactado el viaje, y de seguro Clara ya esté en el aeropuerto...y yo estoy aquí
Dudé hasta última hora, incluso hice la maleta, pero ésta terminó abandonada en el rincón de mi habitación
Pensé en mil situaciones hipotéticas en las que todo iría bien, pero la mente es traicionera, y también imaginé las situaciones en las que saldría todo mal y por esa misma razón estoy en la editorial
Fui demasiado tonto al pensar que viniendo a trabajar me iba a distraer de ese asunto, porque no está funcionando para nada
Veo su cabellera colorada moverse mientras camina frente a mi oficina, con esa rapidez y energía que la caracteriza. Va con una sonrisa en el rostro, y ni siquiera se toma la molestia de mirar hacia aquí
Hasta que frena en seco y gira la cabeza hacia mi dirección, digno de una actuación de película de terror. Sus ojos se abren en grande y sus manos se hacen un puño, parece que va a explotar
-¡¿Qué mierda haces aquí?!- exclama con furia
Acaricio mi cien con dos dedos cuando veo a nuestros compañeros observandonos con confusión, y la vergüenza colorea mis mejillas
Por primera vez en la vida, Nathalia pasa a la oficina sin pedir permiso. Cierra fuerte la puerta y la miro con incredulidad
-La puerta es de vidrio, Nathalia
-¡No me importa!- dice revoleando sus brazos en el aire- ¿Por qué no estas en el aeropuerto?
-Nath...
-¡Me llamaste a las tres de la mañana, hablamos por horas y te escuché dudar hasta de cómo te llamabas! ¡Me dijiste que irías, Juan Pablo!
-Iba a ir, te prometo que iba a ir- aseguro parandome de mi lugar
Voy con el objetivo de darle un abrazo y calmarla, pero mis planes se ven automáticamente modificados cuando veo su molestia
-¡No me dejaste dormir!- acusa acercándose a mi con enojo
Así que doy pasos hacia atrás, escapando de ella, que insulta una y otra vez en voz baja
-Lo siento- murmuro
Se queda en su lugar y cruza sus brazos a la altura de su pecho, viéndome con lástima
-Yo lo siento, Juan, siento que seas tan cobarde- responde ella- Estás perdiendo la oportunidad de tu vida, ¿Siquiera te das cuenta de eso?
La escucho en silencio, porque si le digo que tiene razón, las posibilidades de que ella me asesine aumentarían un cien por ciento
-Marto hablaba enserio, Juan Pablo- advierte bajito, como si pudiera escucharla- Va a despedirte si no vas
-No lo hacía, Nath
-Claro que si- asegura- Lo hace porque te quiere, porque te queremos
-¿Piensas que me puede despedir porque no me voy a ir de viaje?- cuestiono volviéndome a sentar
-El problema es que no ves que no sólo es un viaje- dice Nathalia- Es una oportunidad de acercarte a la chica que gusta, de vivir todo lo que tus abuelos vivieron, de salir un poco de la tristeza en la que estas ahogado
-No estoy ahogado en ninguna tristeza
-Villa, por favor, todo el mundo lo nota. Desde que Camelia se fue no volviste a ser el mismo, y lo sabes, no tienes por qué negarmelo
Y eso se sintió como si me meterían un puñal en el medio del pecho
-¿Piensas que a ella le gustaría verte así?- cuestiona y niego- Entonces levántate de esa silla, enfrenta a tus miedos por una vez en tu vida, y vete con Clara
Me quedo estático en mi lugar, y sus mejillas vuelven a estar rojas de furia
Nos miramos unos segundos en silencio, y Nathalia larga un bufido antes de darme la espalda y caminar hacia la puerta
Ella también se irá de tu vida, Juan Pablo. Vas a volver a quedarte solo
-Okay- hablo
Mi amiga detiene sus pasos y se da la vuelta
-¿Qué?
-Okay, me voy
Una sonrisa crece en su rostro y corre hacia mí para darme un abrazo fuerte, que casi me hace caer de la silla
-¿Qué hora es?- pregunta mirando hacia el reloj de la pared
Queda una hora y media
-Debemos apurarnos ya- dice ella y camina detrás de mí
-¿Qué haces?
Siento sus manos en el respaldo del asiento y la miro con confusión cuando me lleva a toda velocidad hacia la salida de mi oficina
-Nath, ¿Qué haces?- repito con miedo
-Te llevo con Martin- responde obvia
La puerta de mi oficina se abre y todos nos vuelven a mirar extrañados
-Nathalia, no es necesa...
-¡Martín!- grita
Me agarro fuerte de la silla cuando comienza a correr en dirección a la oficina de Martín, y ni siquiera pide permiso para entrar
-Voy a vomitar, voy a vomitar- repito mientras me sigue trasladando junto a ella
El de ojos verdes saca sus ojos de la computadora y los lleva hacia nosotros
Bueno, hacia mí
-¿Qué haces aquí todavía?
-Perdónalo, tuvo una crisis pero ya entró en razón, no lo despidas- explica Nath rápidamente
Me vuelve a mirar y sonrío inocentemente
-¿Viniste en auto?
-Si, ¿Por qué?- contesta él
-Necesitamos que lo lleves a su casa y luego al aeropuerto, estamos demorados
Martín sonríe levemente y se levanta de un salto. Agarra su bolso, que se encuentra apoyado en su escritorio, y larga un gran suspiro
-Bueno, amigos, hoy me pondrán otra multa- anuncia orgulloso y Nathalia ríe
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Estoy sentada junto a la ventana, con los nervios a flor de piel
Jamás he viajado en avión, y no es un plan que me emocione mucho; por lo contrario, me asusta un poco
Veo a la azafata seguir el protocolo típico, ese que siempre he visto en películas, de enseñarnos sobre que hacer en caso de que estemos en problemas
Y yo tengo tanta mala suerte, que quizás el avión se estrelle conmigo dentro...y eso sería lo más leve
Pienso en lo que estoy a punto de hacer y me dan ganas de huir
Voy a viajar a un país que no conozco, donde no hay nadie conocido que me pueda ayudar u orientar
Ay, Camelia, lo que hago por ti
Me acomodo en mi asiento y vuelvo a mirar hacia afuera, hasta que siento un movimiento a mi lado
Giro mi cabeza y me encuentro con sus ojos verdes
Está un poco agitado y tiene su pelo un poco revuelto, pero de todas maneras su presencia me hace sonreír
-Hola- saluda Juan Pablo
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Hanami - Juan Pablo Villamil
Fanfiction-hanami: tradición japonesa de observar la belleza de las flores.