diecinueve

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Salgo del baño con mis dientes lavados y mi pijama ya puesto. Pijama que es conformado por una camiseta con un estampado de Los Rugrats, que era de mi hermano y robé hace un tiempo, y un short gris que conservo desde mi adolescencia

Ah, y obvio, mis pantuflas que simulan ser las patas de un hipopótamo; porque tengo casi veintitrés años pero mis gustos son los mismos que los de una niña de diez

El día ha sido tan intenso y agotador, que sólo tengo ganas de acostarme en la cama y morir. Pero cuando salgo del baño, veo a Juan Pablo parado frente al sillón de la habitación, poniendo una almohada y una manta allí

Él tiene puesto un pantalón a cuadrillé azul y una camiseta blanca de mangas cortas

Hasta para dormir parece un señor

-¿Qué haces?- pregunto y se da la vuelta

Permito que no me afecte su escaneo rápido, que intenta esconder, cuando vuelve a darme la espalda otra vez en cuestión de segundos

-Dormiré aquí- responde y me siento en la cama

-Villa, no hace fal...

-¿Cómo me dijiste?

Me mira por sobre su hombro, con una pequeña sonrisa formándose en la cara que me termina por contagiar

-Es que Simón te suele decir así- explico y larga una risa- Supongo que se me pegó, lo siento

-No, me gusta- aclara y asiento- Prefiero Villa antes que Cactus

-Oh, no te emociones, seguirás siendo Cactus- bromeo y él vuelve a reír

Acomoda la almohada y se acuesta en el sillón bocarriba, con una mano por debajo de su nuca

Su gesto me tranquiliza y hasta me inspira un poco de dulzura, pero sin embargo me siento mal viéndolo acostarse en un sillón cuando hay una cama de dos plazas

-Mira, no quiero que pienses que te estoy invitando a dormir conmigo...- hablo con un poco de diversión

Juan Pablo gira su cabeza hacia mí y vuelve a sonreír un poco

-...pero me tranquilizaría bastante si vienes a dormir aquí- concluyo

-¿Osea que me estás invitando a dormir contigo?

-Tal vez- digo en una risa- Podemos dormir en la misma cama, son solo estos dos días y no es como que muerda o hable dormida. Tampoco invado el espacio personal de nadie, soy una gran compañera para dormir...

Villa ríe con un poco de burla en su gesto y mis mejillas comienzan a arder un poco

Debería aprender a callarme

-¿Esto te lo dijo otra persona o lo decidiste por tu cuenta?- pregunta curioso

-Lo dije yo, pero puedes descubrirlo tu mismo

Ay, Clara, ya cierra la boca de una vez

Juan Pablo suspira antes de levantarse del sillón y caminar hacia la cama en donde estoy sentada. Celebro mentalmente cuando corre las sábanas y se acuesta allí 

Unos segundos después lo sigo, y nos encontramos acostados, con la vista pegada al techo. Apago la lámpara de mi mesa de luz y la habitación queda casi a oscuras, a no ser por la escasa luz que entra desde el ventanal

-¿Cuál plan haremos mañana?- cuestiono

-No lo sé. ¿Tienes uno en mente?

-El cinco me emociona mucho

-¿Cuál es el cinco?

-Visitar el Museo del Helado- contesto

-Iremos, entonces- dice y sonrío

-Eres un buen compañero de aventuras- digo y ríe bajito

-Muchas gracias- agradece- Tú también lo eres

-¿Y compañera para dormir?

-Te lo diré mañana- contesta

-Que descanses, VillaCactus

Escucho su risa una vez más antes de que mis ojos se cierren poco a poco

-Que descanses, Clari

.

.

.

Cuando me despierto, me encuentro sola en la cama

El reloj de mi celular marca que son las diez de la mañana. Las cortinas están cerradas, así que el sol no me molesta mucho.

Tengo un mensaje de Juan Pablo en las notificaciones

Cactus: Estoy en el comedor, ya está el desayuno

Junto coraje para levantarme de la cama y luego de unos minutos lo hago, para después arreglarme y bajar hacia el comedor

Lo busco con mis ojos entre las personas que ya están sentadas comiendo hasta que veo su mano levantada. Sonrío al encontrarlo y camino hacia él para saludarlo con un beso en la mejilla. Todavía tiene cara de dormido, así que supongo que no hace mucho que está aquí

-Buen día- saludo y me siento frente a él

-Buen día- responde- He pedido el desayuno por ti

De mi lado hay un café, medialunas y un pequeño tarro con fresas picadas

Es un buen comienzo de día

-¡Fresas!- hablo con emoción- Amo las fresas

-Lo sé, me lo dijiste ayer en el avión

Subo mis ojos hacia Juan Pablo y le regalo una sonrisa sincera, ni siquiera me acordaba de haberle dicho eso

-Muchas gracias- digo dándole un sorbo al café- ¿Cómo dormiste?

-Bien, ¿Y tú?

-Bien- respondo y lo observo expectante

-¿Qué?

-Dilo

-¿Qué cosa?

-Que soy buena compañera para dormir

-Lo eres- dice y aplaudo en festejo

-No quiero sonar egocéntrica, pero te lo dije- bromeo

-Si...aunque en un momento de la noche sentí un dedo por debajo de mi nariz- comenta y cierro mis ojos con fuerza

Y yo que pensé que había sido disimulada

-Estaba comprobando si respirabas, duermes como un muerto- explico y alza sus cejas

-¡No duermo como un muerto!- se defiende 

-Si lo haces- contradigo y voltea sus ojos

La discusión se da por terminada para seguir hablado de tonterías, y cuando terminamos de desayunar, partimos a la estación de subte para ir a cumplir el plan número cinco

Ya había visto demasiadas fotos del museo, muchas personas a las que sigo en redes habían venido y estaba enterada de lo hermoso y estético que era el lugar. No así como Villa, que jamás había escuchado hablar del museo, y quedó impresionado al ver tanto color rosado ni bien puso un pie adentro

-Esto parece el museo de Barbie- murmura haciendo una mueca

-¿Existe un museo de Barbie?

-No sé, pero se vería exactamente así- contesta

-Mira, hay que ponernos nombres de helado- digo señalando una pared llena de etiquetas

Estas etiquetas tenían nombres de famosos transformados como si fueran una especie de sabores de helados

Dejenme decirles que Katy Berry fue mi favorito

Escribimos en las etiquetas nuestros nombres y luego nos las pegamos en las camisetas para seguir con el recorrido

Y así fue como ClaruttiFrutti y Villamenta Granizada cumplieron con el plan número cinco

Hanami - Juan Pablo VillamilDove le storie prendono vita. Scoprilo ora