veinticinco

583 64 203
                                    

El sol entra cálido por las persianas de la habitación, anunciando que es la hora de levantarse de la cama, y que la ciudad que nunca duerme está más despierta que nunca esperándonos allí afuera para empezar otro día

Pero es que no quiero levantarme, porque estoy tan cómoda entre sus brazos que no quiero despegarme de su tacto, de su piel tibia

Ni siquiera me esfuerzo en abrir mis ojos, porque me gustaría aprovechar este momento de tranquilidad lo máximo posible. Tampoco me permito preguntarme por qué me siento así, ni me cuestiono lo incorrecto que debería ser esto; estar acostada en su cama, abrazada a él y con su respiración tranquila y lenta en mi cuello

Porque no se siente mal en lo absoluto, sino todo lo contrario

Hace mucho tiempo no tenía un momento tan íntimo con alguien como el que estoy teniendo ahora, de tanto contacto, de tanta cercanía; tal vez es por eso que un poco de nervio se esconde en lo profundo de mi pecho, y parece pegarle martillazos a mi corazón

Tal vez es por eso que cuando me atrae más a él con sus brazos fuertes en mi cintura, y sus labios rozan mi cuello, hay algo que me recorre todo el cuerpo que no consigo descifrar que es; pero a lo más cercano que consigo asimilarlo, es a estar flotando en el cielo, y la sensación es tan nueva como lo que me hace sentir él

Mis ojos amagan a abrirse cuando su barba me pincha el cuello y siento un beso suave depositarse allí, pero sin embargo los mantengo cerrados. Me obligo a calmarme porque pienso que sus besos terminan al fin y al cabo, pero resulta todo lo contrario y sigue repartiéndolos hasta llegar a mi mandíbula

Y en mi mentón, y en mi mejilla, donde se queda por unos segundos

Decido abrir finalmente mis ojos y me encuentro con que los suyos están cerrados, pero como un acto supremo de telepatía, parece percibirlo y su iris verde parece absorberme junto a él y lo poco que me queda de razón al chocar miradas

El tiempo parece infinitamente lento cuando Juan Pablo deja besos en las comisura de mis labios, robandome suspiros. Me da una última mirada, como si me pidiera permiso, pero esta vez yo soy la que se acerca a su boca y corta esa dolorosa distancia que hace unos segundos atrás existía

Las yemas de mis dedos se pierden entre los mechones de su cabello negro, mientras que los suyos acarician la piel de mi cintura por debajo de mi camiseta. La nostalgia de sentir su boca sobre la mía se culmina, y sinceramente, es mejor de lo que recordaba

Me da terror saber que éste momento es tan indescriptible para mi, porque jamás sentí algo así con alguien, que ni siquiera parece real

Parece un sueño

Creo que lo es

Abro mis ojos a la par de una respiración ahogada, y noto que me encuentro sola en su cama. Aún asi, me siento inundada en su perfume y encuentro mi cuerpo con la misma calidez que me transmitió con su abrazo antes de dormir

Ya no es una sensación linda, no debería de estar pasándome esto

Ya pasé por esta historia y no me gustó el final

-Buenos días- siento su voz risueña desde el balcón y giro a verlo- ¿Cómo has dormido?

Vacilo en mi respuesta, y me quedo unos segundos mirándolo sin saber muy bien qué contestar, porque el sueño sigue muy vivo aún dentro de mí...y porque tampoco debería ser muy sincera con Villa, porque de ese modo, le diría que la seguridad que encontré con él, incluso con el miedo de una tonta pesadilla, no la encontré jamás con nadie

Y me da mucho miedo admitirlo

Pero más aún, que su coraza aspera de cactus me lastime queriéndole sacar una flor

Hanami - Juan Pablo VillamilWhere stories live. Discover now