treinta

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-¿Yo qué te he pedido?- pregunto

-Que no tomara más

-¿Y qué has hecho?

-Tomé muuuucho más- contesta inocente

Ella se hecha a reír, apoyando su espalda en el ascensor del hotel. Son las tres de la mañana, y luego de prácticamente obligarla a salir del bar, hemos llegado finalmente hasta aquí en un taxi

Creo que jamás pensé verla en este estado, porque Clara no es una de esas personas con las que puedes pensar que se emborrache de esta manera, sino todo lo contrario. Pero los chupitos y cervezas en taza que le ha regalado Yoelina, con la que han intercambiado número, la han dejado así y soy yo el que la tiene que cuidar ahora

-Quería seguir bailando- reprocha, arrastrando las palabras

Da un paso hacia mí y se me queda mirando, distraída

-¿Mañana bailarás conmigo?

Largo un suspiro y ella hace un puchero con la boca que me obliga a juntar toda la cordura posible que alguna vez tuve

-Veremos- murmuro, corriendo un mechón de su cara

-¿Qué tengo que hacer para que bailes conmigo?- cuestiona con tristeza- Soy buena bailarina

Me río un poco y ella sonríe

-¿Si?

-De verdad- afirma- Tú pareces buen bailarín

-Lamento decepcionarte, florcita

-Que injusta que es la vida- suspira y vuelvo a reír

Clara apoya su cabeza en mi pecho y veo de reojo como cierra sus ojos

-Me encanta cuando me dices florcita- murmura

-Te lo diré más seguido, ¿Te parece?- propongo y asiente, a la vez que bosteza- No te duermas todavía

-¿Por qué no?

-Porque no puedes dormir en un ascensor

-Pues llévame como princesa- dice y sube sus ojos

Me quedo mirandolos por un segundo, observando como un destello de luz se refleja allí

Tampoco creí que sería capaz de tener esa sensación de que el pecho se me partiera en dos, sin sentir una pizca de dolor

Pero ahora lo siento

-Por favor, me duelen las piernas- pide

Y yo soy tan débil a sus palabras, y a ella en general, que una vez que se abren las puertas del elevador, la cargo en mis brazos y camino hacia nuestra habitación. Sus manos inquietas me recorren la cara y el cuello, y eso me hace reír un poco

-Ayudame un poco, Clara- pido

-Es que me divierte tu barba- contesta divertida y golpea mi mejilla

-Auch- me quejo

-Upsi- susurra

Estoy frente a la puerta cuando caigo en cuenta que la tarjeta está en el bolsillo de mi pantalón, y mis manos están totalmente ocupadas

-Clara, necesito que te pares

-¡No! ¿Por qué?- exclama fuerte y chisteo

-Shh, baja la voz- pido- Vamos, tengo que sacar la tarjeta

-Pero no puedo pararme

-¿Por qué?

-Porque no tengo piernas

Hanami - Juan Pablo VillamilTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang