treinta y siete

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-¿Y bien...?- cuestiono apuntando a cada esquina del apartamento con la cámara de mi celular

Veo la cara fruncida de Fran detrás de la pantalla, justo como la que ponía cuando eramos niños y mamá no lo dejaba jugar a la pelota un rato más. Por su lado, Tati mira con una sonrisa extraña en la cara, porque no es esa a la que todos estamos acostumbrados, brillante y alegre

Es más bien una de pena, y a miles de kilómetros de distancia, comprendo bien el motivo

Hace unos tres días tuve la reunión tan esperada con la gente de la editorial, y me dieron unos dias más para pensar mi decisión. Pero como mi futuro sigue en stand-by, y el hotel no estará pago para siempre, decidí ir a recorrer posibles casas en la ciudad, cerca de donde trabajaría

Ahora mismo estoy en la que más me convenció de todas las que vi; es un monoambiente, pequeño pero acogedor, bastante moderno para el precio que propone el inquilino y con unas ventanas amplias que dejan entrar todo el sol desde afuera. Tengo una vista maravillosa hacia el puerto, y se me eriza la piel de tan solo imaginar todos los atardeceres que podría admirar desde aquí si es que me mudo

Sin embargo...

-No me gusta- habla finalmente mi hermano y Tatiana niega, renegada

-Fran...- le murmura a forma de regaño y él alza sus cejas

-¿Qué? No me gusta, es muy pequeño- argumenta- Además, si hay una tormenta fuerte podría ser peligroso, estás cerca del mar

-Pues, no lo había pensado- digo, mirando hacia afuera

-Claro que no, bonita- sonríe Tatiana- Yo creo que es muy lindo

-Yo pienso que también- respondo

Trato de estar genuinamente feliz cuando lo digo, pero sin embargo, no me sale

Y sé que me cuñada lo nota desde el celular

-¿Entra mucho sol, no?

-Si, si entra. En la videollamada se ve un poco más saturado que...

-Te matará las plantas, en tu apartamento de aquí eso no pasaría... - excusa Francisco y su novia le pega un manotazo en el brazo

-¿Realmente no te gusta?- le pregunto preocupada, porque su opinión siempre es una de las primeras que tomo en cuenta

-No le gustará a menos que estés en Colombia, Clari- dice ella y sonrío un poco

Me siento en el piso de madera claro y miro las brillantes paredes blancas con distracción; que la casa esté absolutamente vacía me hace sentir un poco más sola de lo que ya lo hacia, y se me dificulta aún más pensar que aquí podría pasar los siguientes meses...o años, si todo sale bien 

-Cla- me llama mi hermano y los miro a ambos- ¿Estás bien?

El aire de mis pulmones se escapa de repente y sonrío, tratando de mantener una imágen buena para ellos

Porque todo está saliendo de maravilla y no hay nada que pueda pinchar este globo

¿Verdad?

-Si, lo estoy- afirmo- Sólo estoy cansada, muchas cosas por hacer, muchos cambios, muchos nervios...

.

.

.

-No te creo- habla de la nada y trago con fuerza

Veo a mi hermano y a Olena jugar a unos metros de donde estamos nosotras, en la plaza que solíamos jugar casi todas las tardes Lena y yo, cuando era su niñera. Los dos discuten sobre el juego poco lícito de Francisco, y sonrío un poco cuando él la levanta en el aire y ella explota a carcajadas

Miro de reojo a Tatiana, y podría jurar que una primera lágrima de ternura está a punto se escaparse de sus ojos. Pero no me animo a verla del todo, porque su premisa me deja aterrada, y ambas sabemos que me sacará la verdad tarde o temprano

Volver a Colombia era algo que tenía pactado, fuera como me fuera en la reunión, pero quizás imagine volver de otra manera, sintiéndome de otra manera

No desilusionada, no triste, no asustada

Volví hace tan solo un día, porque debo de hacer todos los trámites y despedidas acordadas si es que finalmente me voy a Sevilla; Olena me recibió con muchos besos y dibujos, Fran con abrazos y berrinches, como era de esperarse

Y Tatiana...

-Yo sé que algo te pasa, Clara- vuelve a hablar, sacando la vista de los chicos

Tatiana siempre encuentra la manera de descubrir de forma exacta lo que sienten las personas a su alrededor, siempre le he dicho que es un don que ella conserva, y que varias veces me ha ayudado a sentirme mejor, porque la empatía, además, es algo que la caracteriza

Pero ese don ahora es una monstruosa araña de quince patas y garras filosas, preparada para saltar sobre mi y atacarme para desglosar mis sentimientos uno por uno

O así lo veo en mi cabeza, hasta que sonríe levemente y acaricia mi hombro; y ahí mi cuerpo se afloja por completo, y mis ojos se llenan de lágrimas

No recuerdo la última vez que lloré frente a alguien, pero si recuerdo las últimas noches, a solas y a oscuras en la habitación del hotel, cuando todo lo que hice fue llorar

Tampoco la última conversación digna que mantuve con Juan Pablo, porque la diferencia horaria nos jugó en contra, y ahora me queda el gusto amargo de la sensación de que todo lo que construimos se desmoronó

Me giro un poco sobre mi asiento, porque definitivamente no quiero que Olena me vea llorar, y Tatiana me atrae a ella para tomar mi cintura entre sus brazos

-¿Qué pasa, cariño?

-Tengo miedo Tati- admito y me atrae más hacia ella

Y no lo tendría si tan sólo la vida no estuviera empeñada en joderme todo momento bueno, y no hubiera vuelto a ponerlo frente a mis ojos otra vez

Lloro un poco, escondida en su cuello, y siento un poco menos de carga en los hombros cuando lo hago. Mucho más cuando me limpio la última lágrima y me separo de ella, tomando una profunda respiración

Mi cuñada me limpia las mejillas con su pulgar y le sonrío a puras penas, porque seguramente se ve más como una mueca. Le agradezco en silencio, agarrando su mano, y ella la aprieta dos veces

Y que afortunada me siento de tenerla, a pesar de todo este desastre

-¿Qué pasa si caigo de nuevo?

Sus ojos marrones oscuros vuelven del cielo hacia mi, y estos se achinan antes de responder

-¿Y qué pasa si vuelas?

.

.

.

perdón por la demora, espero no me odien 💐
ahora si, últimos capitulos...espero no me odien, de nuevo

Hanami - Juan Pablo VillamilWhere stories live. Discover now