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La primera hora junto a Camelia y Juan Pablo fue extraña; sobre todo porque Camelia nos tiró flores a los dos aproximadamente a cada minuto, como si pudiera enamorarme del amargado de su nieto porque hace portadas de libros para escritores reconocidos

O porque sabe tres idiomas más además del español

O quizás porque según su abuela, sería un gran padre en un futuro

O tal vez piensa que él se podría enamorar de mí porque hago buenos cafés...que en realidad no son nada del otro mundo

Pero la verdad es que ya nos acostumbramos a la dinámica de este encuentro, y todo se basa en escuchar y hablar con Meli sin casi interactuar entre nosotros

Lo que es bastante fácil, porque Juan Pablo parece ser un chico bastante callado

Y yo me encuentro inhibida ante su presencia, porque en mi cabeza solo puedo pensar que me odia, así que cuido lo que digo

Si viera a dos personas actuar como lo estamos haciendo ahora, probablemente los tildaría de infantiles o ridículos. Aún así, parece que fluye de esta manera, y no estoy dispuesta a criticarla mientras siga funcionando y no vuelva este ambiente incómodo otra vez

Me quedo en su casa incluso más de lo que debería; la lluvia no cesó ni un poco, el programa de radio terminó y el cielo se oscureció por completo

Camelia no me dejó ni siquiera pensar en cenar o no aquí, y la pizza que pidió por teléfono ya va por menos de la mitad

Meli nos cuenta anécdotas de Nando y ella, de los padres de Juan Pablo, de su adolescencia. Incluso nos muestra un álbum de fotos que tenía guardado

Miro de reojo a su nieto cuando ella me da una foto de él de pequeño. Tenía una escoba apoyada en una rodilla, y sus manos la agarraban como si fuese una guitarra

Reía con sus ojos verdes entrecerrados, con ese mismo brillo que tienen ahora cuando su abuela le hace un chiste

El amor sigue intacto

Camelia nos muestra una foto de su marido y ella, en su luna de miel en New York. Me ha dicho varias veces que les gustaba ir a Times Square a sacarse fotos, parece ser que esta es una de ellas

Nando besa su mejilla, con su brazo extendido, el que sostiene la cámara. Ella por su lado muerde su labio inferior y sonríe al mismo tiempo, con una florcita puesta por detrás de su oreja

Noto que hay algo escrito detrás de ella, en tinta negra y con una cursiva envidiable

-Hanami- leo en voz alta y mi amiga sonríe inmediatamente- ¿Qué es eso?

-Es una palabra que descubrimos con Nando hace mucho tiempo, y decidimos adoptarla como si fuera nuestro modo de vida

Camelia dice que en Estados Unidos, más precisamente en el jardín botánico de New York, un amable hombre japonés fue su guía, y fue él mismo el que les enseñó el término

Hanami es una tradición japonesa, y con ella se le da cierre a la temporada fría del invierno

Significa literalmente "contemplar las flores", y ahora comprendo por qué tanto simbolismo y amor por ellas

Cuando la primavera llega y el frío se aleja, los japoneses acuden a parques para ver los cerezos florecer; los cerezos, son un gran símbolo de renacer, lo que me parece más bonito todavía

Camelia nos explica que la palabra le quedó rondando por la cabeza todo el día, y que en un estado inquietante, escribió algo en una servilleta de papel de un café; que quedó perdida en algún lugar de la ciudad, pero que de igual manera jamás va a olvidar

Ella dice que las flores son la vida misma

Que cree que nuestra vida es tan efímera como una flor, que hay que cuidarlas y contemplar su belleza sabiendo que algún día se van a marchitar, pero que otra flor va a florecer para poderla admirar

Renaciendo, floreciendo, justo igual que las flores del cerezo

Porque al final, a cada tiempo frío siempre le llega uno cálido después, para poder sentarnos en alguna plaza y admirar una flor

Desde aquel momento, Nando le regaló una flor cada día, para poder sentarse los dos a contemplarla

Y ese momento era como ver la vida pasar, pero juntos

Y hoy que su marido ya no está, ella lo sigue haciendo por los dos

-Lo extraño- murmura Juan Pablo y ella acaricia su mejilla

-Yo también- responde sonriente- Pero de seguro está viéndonos desde arriba

Camelia larga un suspiro y golpea sus muslos suavemente antes de sacar la manta sobre encima de ellas

-Bueno, esta muchacha se irá a dormir- avisa y se levanta lentamente

-Yo me iré tambien- digo

-Juan Pablo, lleva a Clarita a su casa, por favor

Abro mis ojos como platos y niego inmediatamente, ni siquiera tengo tiempo a quejarme porque me tiene con su dedo índice

-Lo que la abuela Meli dice, se hace- indica y mira a su nieto- ¿No es verdad?

Él aprieta sus labios, asintiendo con la cabeza, y toma las llaves de su auto con una especie de resignación

De verdad que me detesta

-Pero ya no llueve, no hace falta...

Un trueno resuena en el lugar, y cuando quiero acordar, ya estoy sentada en el auto de Juan Pablo

.

.

.

Las gotas caen fuertemente en las ventanas del auto, tanto que no soy capaz de ver hacia afuera con claridad. Ninguno de los dos dice algo durante todo el viaje, y tan solo estoy deseando llegar rápidamente a casa

Me detengo a tratar de imaginar en lo que estará pensando Juan Pablo en este momento. Quizás esté pensando en ocho maneras de hacerme desaparecer del planeta

O tal vez yo soy la exagerada y no me odia tanto como parece

¿Por qué me sigue pagando por cuidar a su abuela si es que le caigo mal?

Mis deseos se hacen realidad, y en menos de cinco minutos ya estamos parados frente a la puerta de mi casa

-Muchas gracias por traerme, lamento la molestia- agradezco desbrochando el cinturón

-Oh, tranquila, no es molestia- responde amablemente y lo miro de reojo

¿Y a este que bicho le picó?

-¿Qué?- cuestiona

-Nada- contesto simplemente, con las palabras queriendo salir

No lo digas, no lo digas, no lo digas

-Es que parece que te haya molestado, por eso te pido disculpas- hablo por fin

Juan Pablo alza sus cejas y niega con su cabeza

-Para nada, ¿Por qué lo dices?

Una risita histérica se me escapa y me pongo la capucha antes de abrir la puerta del auto

Es muy raro

-A veces siento que te caigo bastante mal, para ser sincera- contesto levantando mis hombros- Buenas noches, gracias de nuevo

Y sin más, salgo del auto y corro hacia mi casa rápidamente.

.

.

.

para las extras, porque las amo

para tati, porque es su cumpleaños

para ori, para que se sienta mejor

y para nia, porque a cada tiempo frío le llega uno cálido después

Hanami - Juan Pablo VillamilKde žijí příběhy. Začni objevovat