veintitrés

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En la mano llevo dos monedas de un centavo, con la cara de Abraham Lincoln en la parte superior de ellas; mientras camino a la par de Juan Pablo dentro del Central Park. Veo la Fuente de Betheseda desde lejos y me inunda la emoción por completo, tanto que me obligo a no dar pequeños saltos y seguir con mi camino

Hoy vamos por el plan numero quince, a tirar una moneda a la fuente de la suerte. Aunque realmente no sabemos si es verdaderamente de la suerte, pero muchas personas vienen a arrojar una moneda y pedir un deseo aquí, así que a eso venimos

-¿Estás lista?- pregunta él cuando llegamos y yo asiento

Me posiciono de espaldas a la fuente, cierro los ojos y alzo la moneda plateada en mis dedos

-¡Espera!- exclama y lo miro- Voy a grabarte

Largo una pequeña risa cuando saca su celular rápidamente del bolsillo de su pantalón, y luego apunta la cámara hacia mí

-Ahora si- indica y vuelvo a concentrarme

Pido mi deseo, suelto la moneda y sonrío cuando escucho el chapoteo de la moneda en el agua

-¿Qué pediste?- pregunta y niego de inmediato

-No se puede decir, Cactus- respondo- ¿Qué haces ahí? ¡Ve a pedir tu deseo, ve!

Me pongo frente a su espalda y trato de empujarlo hacia allí...sin mucho éxito, porque mi poca fuerza solo lo hace reír, con sus pies en el mismo punto

-Tranquila, florcita

Alzo mi vista hacia él al escuchar el apodo que me puso y sonrío un poco, sintiendo mis mejillas arder

No, que estupidez, es la brisa cálida que me pega directamente en el rostro, solo eso 

Me saca una moneda de la mano y luego da unos pasos llegar a la fuente. Pulso la opción de grabar en la pantalla del móvil, y unos segundos después, Villa tira la moneda hacia el agua

-Quedó muy lindo- comento mirando el video

-A ver- dice acercándose a mí

Siento el calor de su pecho en mi espalda y su mano firme en mi hombro derecho

-Mira tu cara de emoción- señala y ambos reímos

Volteo un poco mi cabeza para verlo

Tal vez fue una mala idea

Su rostro está tan solo unos centímetros más arriba que el mío, y en ese milisegundo en el que me doy cuenta de nuestra cercanía, también soy consciente de que nunca había estado tan cerca de él

Que jamás fui capaz de admirar sus ojos desde este punto, ni las arrugas alrededor de ellos que se forman al sonreír, ni el color rosado de sus labios finos por encima de esos dientes perfectamente blancos, que por alguna razón me recuerdan a los de un niño; que de todos modos esa barba detalladamente estilizada se encarga de darle ese aspecto maduro que lleva con él. Ni como un pequeño y corto mechón de pelo negro cae en su frente como si se tratara de un maldito príncipe

Y cuando me doy cuenta que lo observo como una boba, él también lo hace y baja su vista a mí

Y una pequeña risa sale de su boca

-¿Qué?- cuestiona y niego con mi cabeza

-Nada- contesto, y aunque quisiera, no puedo sacar mi vista de él

Y él parece que tampoco

Hasta que...

-¿Villa?

Nuestra...¿Inexistente? Burbuja se rompe de inmediato cuando sentimos su apodo en el aire, proveniente de una voz femenina

Hanami - Juan Pablo VillamilWhere stories live. Discover now