CAPITULO 22: REENCUENTRO.

11 3 0
                                    

Se ha formado un gran silencio, todos estamos esperando que el atacante hago un movimiento o trate de matarnos, pero tan solo tiene su vista enfocada en el cuerpo al que le ha quitado la vida. Quisiera hacer algo, pero en estos instantes no es seguro que me mueva ya que desconozco cual es el objetivo del desconocido.

—¿Se van a quedar en silencio para siempre? —pregunta al cabo de unos segundos y poco a poco va subiendo la mirada hasta que llega a nosotros.

Al alzar su vista, ahora puedo ver a lo que nos enfrentamos. Él es alto, en su rostro se encuentran algunas cortadas, sus ojos cafés muestran una gran seguridad, su cabello color negro se encuentra muy alborotado, por lo que logro observar me percato que es fuerte ya que se marcan muchos sus músculos además de que esta algo fornido.

—¿Vas hablar o me vas a continuar mirando? —me dirige la palabra mientras enfoca su vista en mí, trato de pensar lo que voy a decir ya que no menos quiero ocasionar es un enfrentamiento.

—¿Cómo te llamas? —logro formular, mi equipo está igual o peor de nerviosos que yo ya que puedo captar sus miradas de que no diga nada que lo pueda alentar a matarnos.

—Estábamos en el mismo salón de clases y no puedo creer que no te acuerdas de mi nombre —murmura con un enojo que logro notar en su mirada.

Al inicio no me percate que era él ya que esta algo cubierto de sangre y además de que ya anocheció y eso no me ayuda a distinguir completamente su rostro, sin embargo, logro ver ese brillo en sus ojos que siempre lo distinguían.

—Aurelio —logro murmurar al instante de recordar a aquella persona que siempre me hizo reír.

—Estas en lo correcto —dice de una forma de burla y me dedica una sonrisa de oreja a oreja mientras comienza a acercarse a mí—. Es muy bueno verte de nuevo, Alejandro—. Se detiene a unos metros de mí, el también trata de inspeccionarme tratando de recordar cada parte de mí y si todo sigue igual.

—La última vez que te vi no eras un asesino —digo, noto que mi equipo al escucharme se acerca un poco más a mí por si la situación empeora.

—Creo que nadie lo era, pero estar aquí es matar o ser matado—. Al hablar conmigo noto que su expresión se vuelve más tranquila al igual que su respiración, se acerca un poco más a mí.

Cuando ya está a unos pocos pasos de mí, se detiene para lentamente acariciar mi mejilla, quisiera alejarme, aunque obviamente no sería lo mejor ya que esta la posibilidad de que se altere. Dejo que toque mi mejilla hasta que se detiene bruscamente para darme un abrazo, algo que provoca más desconcierto de mi parte, aun así, decido corresponder su abrazo, el cada vez ejerce más fuerza en el abrazo hasta que comienza a lastimarme.

—No puedo creer que no te haya hablado en todo este tiempo —murmura en mi oído.

—Perdón, por no hablarte —logro decir, aunque es mentira.

Lo mejor fue no hablarle porque no me convenia tener a alguien en mi equipo con el que ya tenía lazos porque obviamente lo iba a querer salvar, eso mismo me paso con mi anterior equipo y ya la mitad está muerta.

—Note tu presencia en la primera prueba del coliseo cuando te enfrentaste a un chico, me hubiera gustado acércame a ti, pero seamos sinceros no creo que haya sido conveniente para ninguno de los dos porque nuestros equipos hubieran dudado de nuestra lealtad hacia ellos —se disculpa y ante ello me deja abrazar.

Obviamente todos los 48 que iniciamos en la competencia conocíamos a muchísima gente, tal vez amigos o tan solo conocidos, pero al estar en esta situación se volvieron nuestros enemigos. La mitad de los participantes hicieron equipo con gente que ya habían tenido contacto, la otra mitad lo hizo con más estrategia y buscaron a la gente que parecía más capaz, como yo lo hice, porque si son tus conocidos sabes muy bien de lo que no son capaces o si te pueden perjudicar al ganar por eso es mejor buscar a la gente que tú crees la indicada.

ReprobaciónWhere stories live. Discover now