CAPITULO 20: ADIOS.

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Mi respiración cada vez se vuelve más agitada y escasa, desconozco cuanto tiempo llevo corriendo. No me he detenido por un largo tiempo, mi cuerpos se encuentra cansado y deshidratado.

No quiero detenerme, no quiero sufrir, él ha muerto y ya no volverá a mis brazos nunca más.

Todo sucedió muy deprisa, no debería de haber sucedido eso. El que debió de haber muerto debí de ser yo, yo era el maldito objetivo de Caitlyn y el me salvo, no sé si realmente me siento agradecido de eso. Entrego vida por la mía.

Si yo hubiera muerto ya no tendría que matar gente o competir, ya estaría descansando de toda esta mierda que tan solo ha arruinado mi vida por completo. Alexander ha muerto, pero sus sueños y ambiciones se han vuelto mías y hare que su muerte no sea en vano.

—Esto tiene que ser una maldita broma —escucho murmurar, el tono de voz proviene de una mujer.

En ese momento me detengo y me acerco con cautela alcanzando a ver de quien proviene esa voz. Era bastante obvio, para poder añadir a su equipo a Caitlyn tuvieron que haber sacado o matado a la otra integrante femenina.

—Hola Emma —susurro y ella se sobresalta al escuchar mi voz.

Me observa como si yo fuera un monstruo y ella mi presa, está llena de lodo. Tiene una apariencia bastante angelical, su cabello rubio hasta los hombros, su tono de piel blanca y sus ojos azules hacen un gran contraste. No es muy alta y tampoco no muy fuerte, pero es amable, ella nos dejó escapar cuando Jackson me había golpeado demasiado y deseaba matarme. Se encuentra callada esperando que haga o diga algo, pero no pienso lastimarla al contario le quiero devolver el favor que ya me hizo antes.

—¿Te encuentras herida? —le pregunto acercándome a ella, ella niega y agacha la cabeza—. Ven, hay que limpiarte —le ofrezco mi mano, duda unos segundos tratando de asimilar la situación hasta que acepta mi mano.

Se sienta en una roca para que pueda examinarla, sus rodillas están heridas al igual que algunas partes de su cara. Saco de mi mochila el poco alcohol que me queda, vuelvo a buscar y encuentro un poco de papel, le limpio el lodo de su rostro y piernas para lograr curar mejor las heridas.

—Te va a arder —le advierto y se lo comienzo a verter por las zonas heridas, al sentir el contactó del alcohol gime y se retuerce de dolor—. Listo —le aviso y ella no hace ningún movimiento, me sigue mirando expectante.

Cerca de donde nos encontramos hay un pequeño rio, sostengo un poco de agua y me la vierto por los brazos y la cara. Después saco la chamarra de Alexander y me la pongo, tratando de que con ella pueda sentir sus brazos sobre mi torso.

—¿Necesitas algo? —le pregunto a Emma.

—¿Por qué haces esto? —pregunta desconcertada.

—Obviamente te han traccionado al igual que a mí, no tienes equipo al igual que yo —la volteo a ver diciéndole lo obvio.

—Pero... pero... mi equipo fue quien tuvo que ver con la muerte de Alexander —dice tratando de deprimir las lágrimas.

—Y lo cual no es tu culpa, él ha muerto —se me forma un nudo al decir esas palabras—. Tú me salvaste una vez y te quise regresar el favor, es tu decisión si quieres formar parte de mi equipo o no.

Ella se queda callada pensando una decisión, juega con su cabello mientras ve el rio.

—Quiero venganza —comienzo a decir y logro que ponga toda su atención en mi—, tú eras parte de ellos y así tendré una ventaja para poder destruir a cada uno —lo digo con un tono de odio que no conocía, uno saca su peor parte cuando la situación se vuelve terrible.

ReprobaciónWhere stories live. Discover now