CAPITULO 6: EL COLISEO PARTE 2.

130 57 65
                                    

-—Ya te conseguiste rivales, fue lo primero que dijimos que no hiciéramos y tu no haces caso —comenta Alexander desesperado.

No lo culpo, hasta yo estoy sorprendido. Robi ya sabía que podía pasar esto por eso mismo me lo dijo.

—Perdón, pero el me empezó a provocar —le digo como excusa. Aunque sé que eso no es escusa.

—¿Y eso que? No le hubieras hecho caso, hubieras seguido caminado, pero creo que te gusta llevar la contraria —susurra esto último en un tono enojado y tiene razón.

—No me conoces así que no hables ¿qué haces aquí? —internamente le agradezco por aparecer porque de lo contrario no sé qué podría haber pasado.

—Te vine a buscar, lo bueno porque si no lo más seguro es que ya se hubieran peleado y tu estarías en el piso.

—¿Y para que me viniste a buscar? —le pregunto molesto y no sé porque si tiene razón.

—Para hablar de lo que sucedió arriba.

—¿De qué podemos hablar? —cruzo los brazos y me acerco más hacia él.

—Solamente quiero que te calmes, somos un equipo —murmura mientras intenta acercarse más a mí a lo mejor para abrazarme, pero yo le negó eso.

—Lo sé y en parte es mi culpa porque les llevo la contra, voy a intentar ser más amable para poder llevarnos bien ¿te parece? —le propongo mientras le sonrió.

Intento ya irme a mi cuarto, pero Alexander no me lo permite. Él quiere seguir hablando conmigo y no sé de qué.

—Si muchas gracias por intentarlo sobre todo es para tener una mejor convivencia —dice en un tono contento mientras se toca su cabello ¿Por qué está nervioso?

—Perdón por quitarte la mano de mi hombro —comento mientras me ruborizó, casi no me gusta pedir disculpas, pero siento que es el momento.

—No te preocupes en parte fue mi culpa por tomármelo a mal, sé que hay gente que no le gusta que los toquen es que yo soy muy afectuoso —me dice mientras toca los dedos de su mano intentando no tocarme.

Hay un silencio muy incómodo, los dos nos observamos y ambos estamos ruborizados.

—Bueno, es mejor que ya me vaya para que puedas descansar para mañana —comenta.

—Descansa, hasta mañana —le digo mientras bajo las escaleras.

Entro a mi habitación y decido darme un baño para así poder descansar bien, cuando entro al baño me doy cuenta de que es igual de lujosa que la habitación, hay jabones, shampos, toallas y demasiadas cosas que para mí son innecesarias, en vez que el gobierno invierta en habitaciones lujosas para gente que al día siguiente va a ir a morir es mejor que invierta en el país para hacerlo mejor.

Me ducho. Tardo diez minutos, la ropa que tenía puesta la decido tirar porque me recuerda a casa y eso me pone melancólico. Cuando la tire no pensé en que me iba a poner porque no sabía si había ropa para mí, pero cuando abrí uno de los cajones del ropero del cuarto me encontré con un pijama de mi talla, cuando me la pongo noto que es bastante cómoda.

Me fijo que hora es, en el reloj que se encuentra en el buro el cual se encuentra a lado de la cama. Son las 7:30 tan rápido se hizo tan tarde, aunque mi mente me dice que cene algo porque lo más probable es que allá no voy a poder comer nada en buen tiempo, mi cuerpo no me lo permite estoy asqueado por todo lo que ha sucedido el día de hoy, lo único que puedo tragar es un par de galletas de chispas de chocolate que se encontraban en una mesita. Ya me bañé, no tengo ganas de pedir nada así que voy a tratar de dormir, aunque dudo mucho que pueda logarlo.

ReprobaciónWhere stories live. Discover now