Epílogo

7 4 5
                                    

diez años después

Lisa Smith

Siento en mi barriga abultada las suaves caricias del individuo con el que duermo todos los días. Abro los ojos acostumbrándome a la claridad que entra por la ventana de nuestra habitación antes de girarme para mirar al hombre del que estoy enamorada.

Está guapísimo, como cada maldita mañana. Tiene su pelo revuelto y una incipiente barba que me trae por el camino de la perdición.

—Buenos días mi vida—susurra con una sonrisa en la cara mientras me abraza pegándome a él.—¿Cómo te sientes hoy? ¿Tienes hambre o sed...? ¿Necesitas algo, amor?—me pregunta preocupado haciéndome soltar una risa.

—De momento estoy bien cielo. Ya habrá tiempo para que vuelvas a ser mi mayordomo personal—digo yo en modo vacile con una sonrisa haciendo que él ruede los ojos sin quitar la sonrisa de la cara.

—Como tú te has levantado demasiado payasa esta mañana, iré a hablar con mi hija, a ver si ella me hace más caso que su madre—dice antes de meterse bajo las sábanas.

Levanta mi camiseta antes de dejar un suave beso sobre mi barriga. Escucho como empieza a hablarle en voz baja al bebé que hay dentro de mi vientre.

—¡Lili! ¡Se está moviendo!—dice sonriente cuando nota como el bebé da una pequeña patada.

Paul sale de debajo de las sábanas súper alterado y a mí me causa entre risa y ternura al verlo tan emocionado. No es padre primerizo, pero tiene los nervios como si lo fuera otra vez. Como cuando tenía 25 años.

—¡Ay! Que emoción. Seguro que es porque adora la voz de su padre—le digo orgullosa sacándole una sonrisa mientras vuelve a su posición inicial y volver a abrazarme.

—¿Seguro que estás bien? ¿No te duele nada?—pregunta preocupado mientras me coge de las mejillas.

—Paul, no empieces con tus agobios. Solo estoy de seis meses y me encuentro muy bien—lo tranquilizo yo mientras le doy un beso en los labios.—Además, ni que fuésemos padres primerizos amor...

—Con los nervios a veces se me olvida minion—dice él haciéndome soltar una risa antes de mirarlo a los ojos mientras esbozo una sonrisa tonta.

—Pues como para que se te olvide teniendo a los mellizos que son tremendos terremotos—le digo sonriente mientras me acerco más a su rostro.—Aún me extraña que siga habiendo tranquilidad un sábado a las diez y media de la mañana.

—Habrá que aprovechar el momento entonces. Últimamente tenemos muy pocos, porque Junior se nos pone celosillo—susurra con una sonrisa ladina mientras roza sus labios con los míos.

Lo miro a los ojos con una sonrisa antes de pegar mis labios a los suyos con decisión. Su boca se enreda con la mía haciéndome sentir las habituales mariposas en el estómago que llevo sintiendo por él desde que lo conocí. Mis manos se aferran a su nuca pegándolo más a mí mientras siento como una de sus manos acaricia mi barbilla suavemente.
No puedo evitar soltar un jadeo cuando su lengua se encuentra con la mía y su mano baja hacia mis pechos. Estos están demasiado sensibles a causa del embarazo. Además, tengo las hormonas completamente descontroladas. Muerdo su labio ligeramente antes de empezar a besar su mandíbula e ir bajando hasta su cuello.

—Hay que afeitarse mi amor. Ya pinchas—comento con una sonrisa mientras sigo dándole besos en su cuello.

—Pero si te encanta mi barba, no seas mentirosa—lo escucho suspirar mientras baja una de sus manos por dentro de las sábanas para agarrar mi culo con decisión.

Te necesito conmigoWhere stories live. Discover now