Capítulo XXIII

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Paul Brown

—Estas niñas de verdad, siempre llegando tarde. Ya sabía yo que estaríamos esperando un rato—comenta Peter quejándose desde el asiento del conductor.

—¿Y qué te esperabas? Si ya de normal llegan tarde, hoy que se van a poner de punta en blanco, pues aún más—digo yo desde el asiento de atrás.

Estamos aparcados delante de la casa de los Smith esperando a que Rose y Lili salgan para ir a la discoteca donde hemos quedado con los demás. Son las una de la mañana y llevamos casi veinte minutos en el coche esperando a que salgan.

—A este paso me da tiempo a jubilarme—bufa Jack desde el asiento del copiloto.

Hemos decidido ir en el coche de Peter ya que nosotros no vamos a beber prácticamente nada. Mañana tenemos entreno por la tarde, porque Louis nos ha castigado sin día libre por el empate. Una putada bastante grande pero bueno, eso no nos iba a quitar las ganas de salir hoy todos juntos.

Logramos escuchar algo de jaleo en la puerta de la casa antes de que esta se abra. Puedo ver como mi suegro nos saluda desde la puerta antes de abrazar a sus dos hijas para que estas salgan enganchadas del brazo mientras se mean de la risa.

—¡Feliz año chicos! Pasadlo muy bien y cuidádmelas que ya van un pelín perjudicadas—dice él riéndose mientras se despide de nosotros con la mano.

—Igualmente y cuenta con ello, suegro—decimos Jack y yo bajando las ventanillas.

Que bien suena decir suegro.

En cuanto veo a Lisa acercarse al coche, se me caen hasta los pantalones por lo preciosa que va. Lleva puesto un vestido rojo con purpurina. Es largo con una abertura en el lado derecho dejando ver su pierna, el escote es en forma de barco y lleva un abrigo de pelo encima para no pasar frío a estas horas de la noche. El pelo lo lleva suelto con sus preciosos rizos. Para finalizar, lleva unos tacones de plataforma negros y pendientes dorados.

Joder, es que parece una princesa. Lo es.

—Estas dos ya se han bebido la mitad del minibar de su casa—comenta Peter riéndose.

—Que poco caballerosos que sois—dice Rose mientras abre la puerta del coche.—Casi nos rompemos un pie y vosotros no movéis ni el hombro para ayudar.

—¡Feliz año mis amores!—dice mi novia sonriente mientras se mete en el coche y me mira de arriba a abajo sin quitar la sonrisa.

—Vienes hecho un príncipe, Brown. Ten cuidadito a ver si te salto encima en algún momento de locura—dice la sin vergüenza haciendo que me ría.

—Tú si que estás como una princesa cariño. Se me ha caído hasta la baba al verte salir—le digo mientras le agarro la barbilla para juntarla a mí y dejarle un beso corto en sus labios.

Siento como sonríe contra mi boca antes de que nos separemos mientras Rose entra en el coche.

—Que guapísimas que estáis—dice Peter mientras arranca el coche.—Venís pedo ya, ¿a que sí?—pregunta riéndose.

—¡Gracias Peter! Y si, un poco bastante. Nos hemos emocionado con el champán en la cena y, después, nos hemos tomado algunos cubatas mientras nos arreglábamos. Mi hermana más que yo—dice Rose riéndose.

—Eso lo explica todo—digo yo riéndome.—¿Qué tal fue la cena?

—Muy bien. Vengo más llena que una ballena. He comido de todo un poco, pero ahora ya compensaremos con las copas—dice Lisa mientras me agarra la mano y entrelaza nuestros dedos.—Este año, mi padre ha querido hacer las cosas de una forma diferente para la cuenta atrás. Nos ha puesto bolitas de chocolate, pero, de la risa que tenía, no me las pude terminar.

Te necesito conmigoWhere stories live. Discover now