Capítulo XXI

42 4 4
                                    

Lisa Smith

Son las seis y media de la tarde y acabo de bajarme del coche en casa de mi novio. Antes me despedí de casi toda mi familia. Hemos comido todos juntos y hace más o menos media hora que se fueron de mi casa ya que se les hacía tarde para volver a la suya. Mis tíos, mis primos y mis abuelos se fueron a sus casas. Ellos viven en Pasadena, pero hemos quedado en ir a visitarles muy pronto.

Llamo al timbre mientras me meto las llaves del coche en el bolso. Voy más cargada que un burro entre la bolsa con el regalo de Paul, mi chaquetón que hace más bulto que yo y mi bolso. 

La madre de Paul me abre la puerta sonriente.

—¡Feliz Navidad cielo!—dice mientras me abraza.—¿Tú también andas de resaca? Porque aquí quienes tú ya sabes se montaron la de Dios anoche—dice riéndose.

—Un poquito. Ayer en mi casa también hubo movida de ese tipo—me río yo.—Pero ahora solo quedamos los de siempre.

—Mis padres también se fueron hace un rato, pero creo que por reyes nos iremos a San Francisco unos días para estar todos juntos de nuevo—me explica mientras me quito el chaquetón para dejarlo en el perchero de la entrada.

—Pues que bien, nosotros también tenemos pensado ir a Pasadena, pero no sabemos cuándo, porque yo en enero estoy con los exámenes. Solo espero que vaya todo bien—le digo mientras vamos hacia el salón donde está el resto.

—¡Joder Ash!¡Eres una tramposa!—escucho quejarse a mi queridísimo novio cuando entro en la sala.

En el salón se encuentran mi suegro, Ashlyn, Xavier y Paul jugando una partida de cartas sentados alrededor de una mesa redonda.

—No te piques tanto nene que te va a dar algo como sigas así—lo vacilo yo mientras lo abrazo por los hombros y le dejo un beso en la mejilla.

Noto como sonríe cuando me nota y gira la cabeza para darme un pico.

—Hola peque. ¿Cómo vas con la resaca?—me pregunta burlón mientras yo voy a saludar al resto de la familia.

—Tú mejor no hables, que ayer cogiste una buena—lo vacila su padre mientras recoge las cartas.

—Bueno papá, pero un día es un día—dice Ash defendiendo a Paul mientras se levanta y viene a darme un abrazo.—Y tú vienes preciosa cuñi—me guiña un ojo haciendo que sonría.

—Había que ponerse decente para no parecer un zombie. Eso es lo que parecía esta mañana en mi casa—digo riéndome antes de sentarme junto a Paul.

Sus padres se van a la cocina dejándonos a los cuatro solos. Hablamos de como fue la noche de ayer mientras Ash y yo nos hinchamos a chuches.

—¿Me vas a decir que traes aquí?—pregunta Paul con una sonrisa mientras intenta mirar en la bolsa en la que está su regalo.

—No seas un impaciente hombre—le riño dándole un golpe en la mano para que deje de mirar en la bolsa.—Luego lo abres, no empieces con tus prisas.

Xavier y Ashlyn se ríen por como le estoy regañando.

—Lisa se ha unido al grupo de las únicas tres mujeres que te gobiernan como quieren por lo que veo—se ríe Xavier haciendo que el susodicho se pase la lengua por el carrillo intentando no sonreír.

—Que graciosos estáis todos hoy—dice Paul con sarcasmo mientras se levanta de la silla.—Anda enana, vamos arriba que te quiero dar ya tu regalo—me pide mientras me mira haciendo un puchero.

 Y es que yo no me puedo resistir a esa carita...

—Lo que quieres es que te de tu regalo. Te conozco como si te hubiese parido—le digo mientras me levanto de la silla.—Pero, como sé que no vas a estar tranquilo hasta que lo veas, te haré caso por esta vez. Andando que es gerundio—digo dándole un cachete en el culo para que suba más rápido las escaleras.

Te necesito conmigoWhere stories live. Discover now