Capítulo XXXV

18 2 0
                                    

Paul Brown

Doy pequeños toques en el volante al ritmo de la música mientras espero a que Lisa salga. Está sonando Paralyzed de Big Time Rush y lo estoy viviendo como si estuviese en el concierto. 

Hoy, veintidós de junio, Lili y yo hacemos medio año juntos y hemos decidido ir a cenar a nuestro restaurante preferido en el que ya habíamos reservado la semana pasada. Después nos pasaremos por casa de Jack porque, últimamente, pasamos los findes haciendo fiestas. Estamos de vacaciones, somos jóvenes y queremos aprovechar el verano. 

Giro mi cabeza hacia la puerta del copiloto al escuchar como esta se abría. Vuelvo al mundo real cuando mi novia entra en el coche con una sonrisa de oreja a oreja.

—Hola mi niño. ¿Has estado mucho rato esperándome?—me pregunta sonriente mientras se acomoda en el asiento.

—No mucho de verdad, solo un ratito, pero sabes que yo te espero lo que te tenga que esperar para poder verte. Por cierto cariño, estás preciosa—le digo mientras le hago un repaso.

Lleva una falda verde de lino con una apertura en la pierna izquierda, que me deja ver esas piernas de escándalo que tiene, y un top blanco adornado con bordados de crochet en la zona del pecho y los tirantes. Unas cuñas de esparto a juego con la falda y su bolso de Guess. El pelo lo lleva con un medio recogido pero, en vez de dejarlo con la coletilla, se ha hecho un moñito.

—Gracias amor. Tú también vas exquisito hoy—dice antes de acercarse a mí para depositar un beso corto sobre mis labios.—Sabes que me pone a cien y me encanta como te quedan los politos—me susurra con una sonrisa cerca de mi boca cuando se separa.

Yo no puedo evitar sonreír antes de ser yo el que le de otro beso mientras siento sus suaves caricias sobre mi mandíbula. Sus labios saben a frambuesa, no sé si por el gloss que lleva o si es que ha comido frambuesas antes de venir, la cuestión es que me encanta como sabe. 

—Bueno. ¿Nos vamos? Que como la princesita se tardó medio siglo vamos a llegar algo justos a la cena—digo yo en un tono burlón mientras arranco el coche.

—Uy, discúlpeme usted. Ponerse así de reina lleva su tiempo.

—Tú eres una reina siempre cariño. Eso no es una excusa.

Ella rueda los ojos sin quitar la sonrisa de su cara mientras yo sigo conduciendo hacia el restaurante. Aparto la vista durante un segundo de la carretera al ver como Lisa abre la guantera del coche y empieza a sacar la media vida que guarda ahí. Porque sí, la guantera tiene un tarro de su colonia, un neceser con maquillaje y otro con compresas y tampones, y mil cosas más que la princesa va dejando aquí. Ella procede a abrir la máscara de pestañas para ponérsela mientras se mira en el espejo del copiloto. Yo no puedo evitar soltar una carcajada por los caretos que pone mientras lo hace.

—No te rías de mí, pedazo de capullo—dice mientras intenta aguantarse la risa.—No me dio tiempo a maquillarme en condiciones en mi casa. Si lo hubiese hecho, llegaba diez minutos tarde.

—Es que reina, tú no te ves, pero pones unos caretos que son para verte—le digo riéndome.

—Un día me vas a dejar que te maquille. Vas a quedar divino, confía—dice mientras yo le saco el dedo medio y ambos reímos.

Yo de esta mujer no me fío ni un pelo. Ya me llegó un día y me hizo una rutina de skin care o como se diga la vaina esa. Aunque, por mucho que intente negarme, sé que acabaré cayendo en su trampa. 

—Ya lo iremos viendo Lili—digo haciendo que sonría y no puedo evitar sonreír yo también.

Alrededor de quince minutos, conseguimos llegar y aparcar en el parking privado del restaurante. Veo como Lisa está pendiente a los mensajes del teléfono, pero supongo que le estará hablando a Rose. Le agarro la mano que tiene libre y entrelazo nuestros dedos, tras cerrar el coche con el mando, mientras nos adentramos a al vestíbulo. 
Hemos decidido venir a este restaurante ya que la comida es espectacular y hacen unos emplatados que, nada más verlos, la comida te entra por los ojos. Suele ser más solicitado por gente con dinero y de clase digamos alta. Hubiésemos ido a uno normal, por así decirlo, pero se nos reconocería fácilmente y yo hoy, lo único que quiero, es celebrar los seis meses de relación con la persona a la que amo y lo más tranquilos posibles. En un día normal no me importa atender a mis fans, pero hoy y ahora solo quiero disfrutar de ella.

Te necesito conmigoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang