Capítulo XXXIII

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Lisa Smith

—Peter, te veo venir las intenciones así que más te vale estarte quieto—le digo al mejor amigo de mi novio mientras dejo mi móvil encima de la mesita de fuera.—Como seas capaz de tirarme a la piscina, te juro por quién tú quieras que te voy a dejar estéril de la patada que te voy a meter en los cojones—le amenazo mientras me refugio tras el cuerpo de Paul.

—De verdad que parecéis críos de cinco años—dice mi novio sin poder parar de reírse.

—Paul, quítate de en medio que la quiero tirar a la piscina—dice Peter mientras se acerca a mí y yo pego un grito antes de empezar a correr por todo el porche.

Nos hemos venido a la casa de Peter a pasar la tarde todos juntos. Los chicos se encuentran de vacaciones, las oficiales que ya tocaban, y hemos decidido montarnos una especie de fiesta para celebrarlo. Ahora mismo son las siete y media de la tarde y estamos todos en la piscina mientras Alfred hace de DJ. Conecta su teléfono al bluetooth del altavoz y pone su playlist de Spotify.

—¡Paul, ayúdame tío!—le grito sin dejar de correr porque Peter me sigue persiguiendo.

—Lo solucionáis vosotros que después me llueven a mí las broncas de ambas partes como me ponga del lado de alguno de los dos—dice mi novio mientras se sienta junto a mi hermana con una sonrisa mientras se prepara para ver el espectáculo.

Yo soy bastante chiquita, un metro y medio de puro amor. ¡Problema! Que mis piernas son cortitas y no corro tan de prisa como un futbolista profesional, por lo que a Peter no se le dificulta el alcanzarme. Me agarra como un saco de patatas mientras se acerca a la piscina.

—Te juro que esta te la pienso devolver Peter Anderson—le digo yo mientras pataleo cerca de su hombro.

—Anda ya enana. Hace un calor que lo flipas y el agua está muy fresquita. No hagas tanto drama—lo escucho decir en forma de burla.—¿Lista?¿Ojos cerrados y nariz tapada? A la de tres. Una... ¡Y dos!—dice antes de saltar mientras yo pego un grito.

Siento como el agua fría impacta contra mi cuerpo provocándome un escalofrío. Esto es debido a que estuve tomando el sol y tenía el cuerpo hirviendo. Cuando saco la cabeza para respirar, veo como el resto se está riendo mientras yo nado hasta las escaleras para salir.

—Ni puta gracia me hace, lo digo en serio. Yo estaba muy tranquila en mi tumbona tomando el sol sin molestar a nadie—digo poniéndome de morros mientras cojo la toalla que me deja mi hermana.

—No te piques mi amor—me dice Paul mientras viene a darme un abrazo.—Ya sabes que cuando Peter se bebe unas cuantas cervezas, al no estar acostumbrado, se le sube mucho a la cabeza y se pone hiperactivo.

Yo me río mientras me aferro al cuerpo caliente de mi novio, el cual está en bañador. La verdad es que hemos estado a base de cervezas durante toda la tarde y hay alguno que ya se le empieza a notar lo piripi. Todavía no hemos cenado, así que... Veremos a ver como terminan.

De repente, siento como Paul me deja un suave beso en la frente. Agarra la toalla y me la coloca de forma que parezco la virgen María.

—Reina, ve y túmbate ahí con Rose a secarte un ratito. Yo voy a darme un chapuzón para refrescarme.

Me pongo de puntillas para darle un beso en la mejilla antes de irme hacia las hamacas y tumbarme al lado de mi hermana que está con un tinto en la mano. Giro la cabeza y veo como Paul empieza a pelearse con Peter, de coña, y los dos caen a la piscina mientras los demás nos reímos a carcajadas.

—Después somos nosotros los críos... Anda y tócate los cojones—comento yo mientras me pongo las gafas de sol.—Oye Rosie. ¿Dónde está Jack? Hace ya un rato que no le veo.

Te necesito conmigoKde žijí příběhy. Začni objevovat