Capítulo XXXIX

14 3 6
                                    

Lisa Smith

Son las once y cuarto de la mañana cuando abro los ojos. Tengo a Paul rodeándome con sus brazos y pegándome a su cuerpo como una lapa mientras duerme como un angelito. Sinceramente, no puedo evitar sonreír al saber que hoy ya es su cumpleaños. Ayer ya lo felicitamos todos cuando dieron las doce en punto, pero a mí me sigue haciendo la misma ilusión.

Giro mi cuerpo completo para poder mirarlo y puedo observar su pelo revuelto a través de la poca luz que entra por la ventana. Está tan tranquilo que, me atrevería a decir, que no parece el mismo chico que sale al campo y no le teme a nada. Este es capaz de encararse con todo Dios.

La suerte que tiene el niño que hasta con la boca abierta y roncando como un cerdito, lo veo guapo y todo.

Decido subirme encima de él mientras lo abrazo y comienzo a dejarle besos por toda su cara. De repente, siento como él suelta un pequeño gruñido mientras se abraza a mí con algo de pereza.

—¿Cómo es eso de que te has levantado tan cariñosa tú hoy?—me pregunta con una voz ronca de recién despierto.

—Feliz cumpleaños amore mío—le digo sin quitar la sonrisa tonta que tengo en la cara mientras poso mis manos en sus mejillas y acercar mis labios a los suyos.—Te me haces mayor eh—le susurro burlona mientras rozo nuestros labios y lo noto esbozar una sonrisa.

—Te has levantado graciosilla por lo que veo—dice mientras siento como sus manos se cuelan por mi camiseta para poder acariciar mi espalda.—Pero gracias mi niña, a pesar de que ayer fueras la primera en decírmelo como cincuenta veces—me dice con una sonrisa antes de juntar sus labios con los míos.

Sonrío contra su boca mientras siento como sus labios me envuelven y, es ahí, cuando vuelvo a sentir esas mariposas en mi estómago. Acaricio sus mejillas con mis manos suavemente mientras las suyas bajan por mi espalda y termina posándolas en mi cintura. Sabe perfectamente el punto en el que tiene que tocar para volverme loca. El beso se va volviendo cada vez más apasionado en el momento en el que mi lengua busca la suya con necesidad de más.

—Paul...—jadeo contra su boca sabiendo las intenciones que tiene al sentir como bajaba sus manos hacia mi culo.

—¿Qué?—pregunta él con una sonrisa ladina en su cara mientras roza su nariz con la mía.—Si me estoy portando bien... Estoy siendo muy bueno.

—Mira que eres chulito tío—le respondo riéndome haciendo que me de un apretón en mi culo.—¡Ay! Es que eres más bruto macho...

—Y tú tan quejica...—me susurra con una sonrisa antes de depositar un beso corto sobre mi boca y agarrarme por los muslos para levantarse de la cama conmigo en brazos.—Ahora te vas a librar de mí porque tengo bastante asumido que la mayoría ya estarán abajo esperándonos para desayunar, pero vete mentalizando de que esta noche no voy a parar hasta que te tiemblen las piernas.

—Me parece que el que se ha levantado graciosillo eres tú Brown—le digo con sarcasmo mientras paso mis brazos por sus hombros para no caerme.

—No va a malas reina, pero tienes que admitir que las piernas se te quedan como gelatina—dice él sonriendo mientras me baja al suelo.

—¿Qué pasa cuando a ti te da el sueño eh guapito de cara? Yo nunca me quejo, así que es mejor cerrar la boquita...—le digo yo muy digna haciendo que él se ría mientras voy al armario para buscar unos pantalones cortos de chándal.—Te voy a robar estos un rato, porque no voy a bajar en tanga a desayunar como tú comprenderás—le informo mientras me pongo uno de sus pantalones de entrenar.

—¿Qué es lo que haces para que todo te quede tan bien?—pregunta mientras me hace un repaso de arriba a abajo antes de darme un cachete en el culo cuando paso por delante suya.

Te necesito conmigoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon