Capítulo III

56 11 0
                                    

Lisa Smith

Ha llegado el lunes. Mi hermana y yo acabamos de llegar al campo de entrenamiento junto a nuestro padre. Hoy tienen la última sesión de entreno antes de irse mañana hacia Nueva York para jugar los partidos. Rose y yo tenemos el vuelo el martes que viene. Las dos tenemos exámenes, trabajos y exposiciones por lo que no podemos perder tantos días de universidad. Pero estaremos con ellos durante los demás partidos, lo cual me anima bastante.

Cuando bajamos los tres del coche, todas las cámaras se enfocan en nosotros y pasamos entre ellas camino a las instalaciones. Como los chicos todavía no han llegado, mi padre aprovecha para invitarnos a Rose y a mí a un café. A ella no le gusta mucho, siempre suele pedirse otra cosa, pero disfrutamos mucho de estos momentos.

—¿Cómo te has sentido estos días cariño?—me pregunta mi padre mientras le echa azúcar a su café.—Llevo viéndote estos últimos días muy animada y eso me pone muy feliz—dice con una sonrisa.

—Estoy sanando poco a poco papá. Estate tranquilo—digo sonriendo.

—Esto se debe, mi querido padre, a que cierto futbolista de la plantilla la está animando mucho...—dice mi hermana con segundas intenciones haciendo que le lance una mirada asesina de las mías.

—Si es que yo al final me acabo enterando de todo aunque no lo parezca, mis queridas niñas—dice mi padre intentando ocultar la risa.—Lili, solo prométeme que iréis poco a poco. Y, recuerda, que aquí tienes a tu papi para lo que te haga falta y para apoyarte.

—Eres el mejor padre del mundo, ¿lo sabías?—digo sonriendo y dándole un beso en la mejilla.

Liam, uno de los técnicos, llama a mi padre para ir preparando el terreno. Estuvieron entrenando ayer por la tarde y, hoy, lo harían por la mañana. Esta tarde, deberían ir hacia el aeropuerto para dirigirse a Nueva York.
Los jugadores deben de estar al caer, porque ya veo desde aquí a los fans y a un montón de periodistas fuera. 

Cuando giro mi cabeza hacia la puerta, veo a Peter acompañado de Ben.

—¡Peter!—corro a abrazarlo mientras este me da un beso en la cabeza.

—Hola peque—me saluda.—Paul ya me ha informado sobre el asunto de que no podéis venir al primer partido. Lo tienes haciendo pucheros por todos lados—me dice para vacilarme.

—Mira que os gusta picarnos. Estáis ya muy pesados con el vacile—me quejo yo.—Y ojalá poder ir con vosotros, pero mi hermana y yo tenemos que ser responsables con los estudios y estas semanas no podemos faltar.

—Es lo que tiene ser universitarias niñas.

Recibe varios guantazos de mi parte, porque no para con el vacile y, al final, pasamos el rato entre bromas. La cosa es que todos acabamos riéndonos. Incluida yo, pero tengo mis razones.

Al cabo de unos minutos, miro hacia la puerta y veo al resto del equipo. Diviso a Paul y a Jack, por lo que mi hermana y yo nos acercamos en compañía de Peter.

—¡Oye! Es de maleducados no saludar, ¿sabes?—le reprocho mientras me acerco a él.

—Si es que no me habías dado tiempo niña—me dice antes de envolverme en uno de sus abrazos y este iba con fuerza.—Te había enviado varios mensajes y, al ver que no contestabas, pensé que no habrías podido venir.

—Estoy sin batería gruñón—digo haciendo que ponga una mueca de enfadado.—Así que perdóneme si no le contesto al segundo.

Él rueda sus ojos con una sonrisa burlona mientras yo me despego de él y abrazo a mi cuñado.

—¡Jack!—digo mientras corro para abrazarle.—¿A qué te aburriste en el camino sin mí y sin mi pedazo playlist?

—No te puedes imaginar cuanto Lili. Me faltaba alguien chillando en el asiento de atrás—dice con sarcasmo provocando que me cruce de brazos y lo mire con una ceja alzada.—Anda, que es broma peque. Sabes que me encanta llevarte en el coche y hacer de taxista cuando me pones tu música—dice mientras me revuelve el pelo.

Te necesito conmigoWhere stories live. Discover now